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martes, 2 de octubre de 2018

MÓVIL Y COCHE TAMPOCO SON COMPATIBLES.



María Sánchez
La D.G.T.  (Dirección general de tráfico) está estudiando subir las sanciones para aquellos conductores/as que conducen usando el móvil. Cada día son más los accidentes que se ocasionan por usar el teléfono mientras se conduce. En estos momentos esta infracción está penalizada con 200 euros de multa más quitar 3 puntos.
Pero parece que estas medidas están siendo poco persuasivas para aquellas personas que viven pegadas a un móvil aún a costa de poner en riesgo su vida, y lo que es peor, la de la gente que se cruza en su camino.
Los hay, que cuando el móvil suena, corren hacia él como la madre que escucha el llanto desesperado del hijo, sin poder esperar a su destino para contestar. No recuerdan cuando solo teníamos el fijo de casa o la cabina en cualquier esquina de la calle desde donde llamábamos para decir que llegaríamos tarde o si había que llevar pan para el almuerzo.
Soy de las de aprovechar y usar las nuevas tecnologías pero también sé dejar que el teléfono suene hasta que pueda contestar pues, como siempre digo, no soy médico, ni bombero ni la vida de una persona depende de mí, por el contrario puedo perder la mía o hacérsela perder a quien se cruce en mi camino.
He visto, en más de una ocasión, leer y contestar mensajes de wuasap mientras conducen diciendo muy ufanos “yo sé controlar” que ignorantes me parecen cuando les escucho hablar de esta manera. No comprenden que en una décima de segundo pueden perder la vida o quedar postradas/os en una cama siendo una carga para la familia.
Hay personas tan enviciadas al móvil que van por la calle mirando la pantalla tan ensimismada que solo vuelven a la realidad cuando tropiezan con quien les viene de frente. Lo mismo ocurre cuando llegamos a cualquier sala de espera, miramos alrededor, y la mayoría de las personas están con la cabeza enterrada en el móvil sin tan siquiera contestar a quien saluda al entrar.
Los tiempos cambian y hay que adaptarse a ellos pero, se echa de menos los saludos y posteriores conversaciones, que surgían en las salas de espera de médicos, dentistas y demás. Hoy nada más llegar se coge el móvil y se alejan del mundo que les rodea.
Espero estimado lector, que abandone por un momento su móvil para leer este artículo que escribo para usted.

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