La actriz compareció ante los medios aunque prefirió seguir jugando al despiste sobre su relación con David Bustamante. Sus palabras han defraudado a unos y convencido a otros.
Esperaba más. Mucho más después de embuchacarse cerca de cuarenta mil euros por reunir a cincuenta y siete medios de comunicación sedientos de respuestas. En circunstancias normales el número de periodistas acreditados se hubiera reducido a más de la mitad. Por eso anhelaba sinceridad. Deseaba que después de una semana ironizando con los reporteros, Paula confirmara las informaciones y facilitara el trabajo a la prensa. A toda. No solo a la revista que esta semana se ha desmarcado confirmando que fue ella la que tomó la decisión de separarse. Esperaba que Paula respetara a los periodistas. Los mismos que le servimos como promoción. Los mismos en los que se apoya para lucir tendencia y catapultarse comoinfluencer instagramera. Pero no. Paula demostró estar a la defensiva, deslizando (otra vez) que es víctima de fábulas que se escriben muy a su pesar. Fue precavida pero repartió estopa con una mirada que emanaba sufrimiento y tristeza.
Paula no dijo la verdad. No fue sincera al negar haber participado en el hilarante juego de los desmentidos. Tampoco cuando se atrevió a decir que el padre de su hija sigue viviendo en el domicilio conyugal. Me sorprendió tanta chulería innecesaria. No entendí tanto eufemismo para reconocer que lo suyo con David hace aguas desde hace años. Tiene el derecho a mentir, pero yo tengo la obligación de decir que miente. Por suerte, estoy convencido queBustamante no actuará igual. Él no mide tanto. Se deja llevar. Es noble, sincero y cabal.
http://www.esdiario.com/989372297/El-desorbitado-cache-de-Paula-Echevarria-en-su-reaparicion-tras-su-crisis.html
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