lunes, 13 de febrero de 2017
Cuando dejar Canarias cuesta pero compensa
En busca de mejores condiciones laborales, de oportunidades para enriquecer su formación o su calidad de vida, o simplemente para su realización personal. Estos son los principales motivos por los que muchos jóvenes españoles hacen cada año sus maletas y se van a otro país persiguiendo un futuro mejor. Una realidad provocada por la crisis que, lejos de corregirse, se mantiene en la actualidad.
Los datos no mienten. A la espera de que se actualice el censo, el número de españoles que residen en el extranjero alcanzó los 2.305.030 a 1 de enero de 2016, según los datos del Padrón de Españoles Residentes en el Extranjero (PERE) del Instituto Nacional de Estadística (INE). Esta cifra supone un incremento del 5,6% (121.987 personas) respecto a los datos de enero de 2015. El 15,3% de los inscritos en el padrón en enero de 2016 tenía menos de 16 años, el 62,9% tenía de 16 a 64 y el 21,7% 65 o más años. Y, aunque el INE solo clasifica en tres grupos de edad, los jóvenes son quienes más emigran.
En el caso de Canarias, según datos del INE, el número de isleños que se va ronda las 10.000 personas anuales. Con una tasa actual de desempleo juvenil del 50%, muchos de los que hacen sus maletas son jóvenes con títulos universitarios, idiomas e incluso másteres.
Una maleta, sus ahorros y los ánimos de su familia fue lo que se llevó Alba a Escocia hace un año. Lo mismo se llevó a Dublín María, y a Londres, Palmira. El factor determinante para que estas canarias tomasen la decisión de marcharse fue la alta tasa de desempleo, pero también la falta de expectativas.
Titulada en Periodismo y Derecho, Alba decidió volar a Escocia hace diez meses. «Al acabar la universidad, pasé casi un año buscando un trabajo y lo único que encontré fueron unas prácticas no remuneradas durante el verano», relata la joven, que decidió que entonces «era buen momento» para buscar otras salidas. Vive de acogida en una casa en la que trabaja como au pair, cuidando de los niños, y, por el momento, no se plantea volver. «Este país tiene mucho más que ofrecerme ahora mismo», apunta.
Tras dos años de búsqueda de empleo y pese al brexit, Palmira se mudó a Londres en enero. «En las Islas estuve dos años buscando trabajo y nada; aquí lo conseguí en dos semanas», cuenta la joven, que es cocinera en un restaurante. Apenas lleva un mes, pero se muestra satisfecha de haber dado el paso. «Era frustante salir cada día a entregar currículums para trabajar de cualquier cosa y que nadie llamase. Ahora, aunque los primeros días fueron duros, estoy encantada, porque aunque es una ciudad muy cara, en el trabajo me han acogido muy bien», asegura la grancanaria, quien, aunque comparte piso con otros cinco canarios en la capital inglesa, destaca que gracias a esta experiencia mejorará su inglés.
La carestía de la vida, el estar lejos de casa, la adaptación al clima, los trabajos de baja cualificación y el idioma son las principales dificultades a las que tienen que hacer frente los valientes que emigran. Y lo cierto es que, aunque no todas las experiencias son buenas, muchos están ya resignados y creen que hacer las maletas es su mejor y única opción. «Cuando te das cuenta de que en Canarias no hay nada que hacer, esto se convierte en el fondo en una obligación, que está muy bien porque la experiencia es muy positiva, pero también lo sería tener una oportunidad en casa», relata María, quien está convencida de que Dublín es, en estos momentos, mejor opción que España. Y es que, emigrar es empezar una nueva vida, conocer otras culturas y nuevas personas. En la balanza de esta experiencia pesa más lo positivo que lo negativo, o al menos eso dan a entender tres jóvenes valientes que dejaron atrás sus casas y familias para probar suerte fuera.
http://www.canarias7.es/articulo.cfm?id=452954

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