domingo, 14 de junio de 2015

Hasta siempre y gracias


Siento que haya tenido que llegar este día para teinteresa.
Siento que millones de horas de ilusión acaben entrando en un ‘concurso’ que casi nunca tiene ganador.
Siento que hoy se acabe nuestra cita de cada mañana, de cada hora, de cada minuto con la actualidad y con nuestros lectores.
Porque desgraciadamente ha llegado el temido momento en que el sueño se convierte en pesadilla.
El momento de decir un adiós que antes incluso de acabar de pronunciar se convierte en  hasta siempre. Porque mientras ustedes sigan ahí… nosotros los buscaremos. Y los encontraremos.
Pero hoy lo que toca a los profesionales de  teinteresa es poner punto y aparte después de más de tres años luchado y disfrutado por hacer un medio informativo del que sentirse orgullosos. Los que lo escriben (ustedes y nosotros) y los que leen (también ustedes y nosotros).
Y si mi obligación ha sido siempre decirles lo que pasa en el mundo, más lo es hoy. Para que entiendan lo que ocurre cuando al abrir su teinteresa.es se encuentren hora tras hora las mismas noticias (para placer infinito de los oviedistas)
No es que hoy desaparezca teinteresa. No sé si es el final de la cabecera porque pretendientes ha tenido en estos últimos tiempos. Unos para sumarse a la aventura y alguno para quedarse con su audiencia.
Y creo que los va a seguir teniendo en las próximas fechas. Los mismos, con idéntica cara o con careta, y puede que hasta nuevos.
Pero lo que sí se acaba hoy es  ‘EL ESPÍRITU DE TEINTERESA’. El  que un grupo de periodistas anhelantes de libertad e independencia informativa le insuflaron hace ya más de mil días. Más de tres años. Porque el alma de las cosas no la ponen las máquinas ni se compra con dinero.
Los periodistas ya no están.
No es que nos hayamos cansado de luchar. ¡Nunca!
Ni que hayamos arrojado la toalla desde el rincón. ¡Jamás!
Ni que hayamos decidido que la pelea ya no merecía la pena. ¡Ni pensarlo!
Nos hemos fajado hasta el último minuto. Hemos dado la batalla a la crisis y a sus peores caras. Tan empeñados en crecer y en sobrevivir como en ser fieles a nuestras convicciones, que son las que hacen grandes a los seres humanos. Muy por encima de las cuentas corrientes y del éxito económico. Por nosotros y por tantos que habían decidido creer en nuestras informaciones.
No hemos sido perfectos. No hemos conseguido hacer rentable teinteresa. Y entonamos el mea culpa. Yo el primero. Pero menos. Porque inversores había. Dispuestos a mantener el corazón y dispuestos a cambiarlo. Con nuestro espíritu, y sin él.
Y si no, ya me lo dirán con el paso de los días. O las semanas.
Así que como teinteresa tiene mucha pinta de seguir con vida y en internet las cosas vuelan en el tiempo y en el espacio, permítanme estas líneas a modo de testamento de lo que hemos sido,  de lo que somos y de lo que seremos donde quiera que estemos. Seguro que dentro de poco tiempo.
Empezamos en el último trimestre de 2011, cuando todos los nubarrones de la economía presagiaban un futuro demasiado cercano al fracaso para cualquiera que se atreviera.
Pero nos atrevimos. Y nos lanzamos a las aguas embravecidas de la crisis.
No íbamos sobrados de recursos económicos. No teníamos detrás a bancos, ni  partidos, ni centros de poder, ni empresas ansiosas de ver publicado lo que ellos quieren leer…
No queríamos vivir con mochilas que te dan oxígeno económico pero asfixian las ideas hasta dejar sin aire limpio a la información.
Éramos, y somos, un compacto equipo de periodistas que dejamos nuestros trabajos para vivir una apasionante apuesta por la independencia, la credibilidad, la autonomía… la libertad, a fin de cuentas. Y la responsabilidad de decir la verdad sin más límites que nuestras propias incapacidades.
Una vez libres e independientes, buscamos cada momento convertir lo importante en interesante. Con las armas del periodismo de toda la vida unidas a los recursos de la red.
Sabiendo que lo importante no es sólo lo que dicen los políticos ni aquellos que se disfrazan de elegantes. Y que probablemente las mejores ideas no se esconden debajo de la gomina ni detrás de apellidos rimbombantes.
A nosotros, a este equipo que se llamaba teinteresa pero antes se llamó ‘Diario Qué! o Expansión, o Actualidad Económica, o Marca o Gaceta Universitaria… nos interesan las cosas que afectan a las personas.
Sabemos que es mucho más trascendente un hijo sufriendo acoso en un colegio que un político dando vueltas a su ombligo.
Y que  no tiene color político ni siglas que la educación sea buena de verdad y esté al alcance de  todos los bolsillos.
Ni debe tener color político entrar en la consulta del médico
No queremos meter ideología en lo que son problemas reales, muy por encima de lo que cada sesgo quiera manipular.
Era y ha sido siempre teinteresa el intento por hacer un periodismo de la máxima calidad en la red.
Dando cada día la batalla de la credibilidad a favor de las cosas bien hechas y en contra de las chapuzas. Se llame como se llame su autor. Piense como piense y milite donde milite.
Sin caer nunca en la tentación de vender la información, ni recomendar a quienes pagan.
Buscando las historias que se esconden detrás de las noticias.
Intentando responder con nuestra información a todas las preguntas que suscita lo que ocurre. Sus orígenes y sus consecuencias.
Siempre con el objetivo de ganarnos su confianza. Porque nosotros nunca hemos intentado tener usuarios. Hemos peleado por hacer amigos.
Y el mayor sueldo de los profesionales siempre ha sido la pasión por la aventura y la esperanza de que el futuro nos devolviese lo que cada día dejábamos de ganar.
En nuestro debe, para dentro y para fuera, después de más de medio millón de horas de trabajo, y sin miedo a pedir disculpas…
Siento los errores que hayamos podido cometer.
Las erratas que hayamos soltado sin querer.
Los malos momentos que alguno haya podido pasar o sufrir con nuestras informaciones o nuestros comportamientos.
Siento los malos entendidos, los choques, los enfrentamientos y los ratos desagradables.
Siento los malos pensamientos y los desencuentros...
Siento que la sombra de la sospecha haya invadido aquello en lo que jamás debió ni siquiera entrar.
Agradezco enormemente el titánico esfuerzo que el equipo profesional ha hecho incluso cuando faltaban las manos y la esperanza quedó ausente. Hasta hoy mismo.
Han peleado con todas sus fuerzas por hacer un periódico bueno, importante y de éxito, que además fuese un buen negocio.
Han dedicado mucho más tiempo del que es exigible, con mucho menos coste del que sería previsible. Anclados en la ilusión muy por encima del dinero.
Mi agradecimiento también a los que pusieron el capital y su ilusión en esta aventura periodística.
Decididos a hacer algo que pudiese aportar un pequeño granito de arena para mejorar nuestra sociedad y nuestra convivencia.
Ellos fueron los artífices y primeros protagonistas de una aventura que a día de hoy se despide de más de dos millones de amigos. Casi cien mil cada día. Y con el mayor tiempo de permanencia en página de la prensa nacional.
Espero que todos ellos se hayan sentido orgullosos de estos 1.363 días en los que hemos estados vivos, atentos a la actualidad.
Yo, desde luego, estoy profundamente orgulloso de mis compañeros de viaje.
De mi familia, que ha afrontado con alegría, e incluso ilusión, las estrecheces de esta aventura.
De los inversores que nunca intentaron influir en los contenidos y respetaron la línea editorial sin ceder a cantos de sirena.
De José Luis, Mamen, Sergio, Laura y Mariano… Tantos años juntos y cada día más unidos.
De Manu, Fernando, Laura, David, Susana, Alexia, Belén, Enrique, Pedro, Iratxe, Javi, Jose, Nuria…
A todos ellos, como dice Melendi en su canción ‘Cenizas de la Eternidad’, gracias por haberme permitido ser “el hilo conductor de una energía tan bonita” (…) “Sois el equipaje más fiel que he conocido”.
Alejandro Sopeña

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