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sábado, 16 de agosto de 2014

Estudiar Ingeniería Aeroespacial con 15 años

Siempre quiso diseñar aviones, ya de pequeño se lo decía a su madre. Y Marc Burguera Díaz se ha puesto en la dirección correcta a una velocidad meteórica gracias a una trayectoria académica deslumbrante. En septiembre, tres meses antes de cumplir los 16 años, empezará la carrera de Ingeniería Aeroespacial en la Universidad Politécnica de Madrid (UPM). Le acompañan un historial académico de Bachillerato de Matrícula de Honor, con dieces en todas las asignaturas los dos cursos, y con una nota de Selectividad global que, contando las pruebas voluntarias, se queda a 0, 44 décimas de la perfección: 13,56. Son notas que impresionan por sí solas, pero no olvide que además se trata de un chaval de 15 años.
Sus padres en seguida notaron la precocidad de su hijo. Con cuatro años escribía y leía sin apenas dificultad y con cinco hacía divisiones de dos cifras e incluso raíces cuadradas. En 1º de Primaria, tras dejar La Providencia de Son Ferriol, pasó al colegio Sant Antoni Abad, donde los profesores de inmediato detectaron sus altas capacidades. Tras hablar con la familia, se puso en marcha el proceso para certificar su condición de superdotado; un proceso que, según lamenta su madre, Yolanda Díaz, se alargó demasiado, ya que no fue hasta 6º de Primaria cuando se tomó la decisión de que adelantara un curso y pasara directamente a 1º de ESO. También se saltó 3º de ESO.
Dos hijos superdotados
Su madre cree que sería necesario que hubiese más personal y recursos dedicados a este tipo de alumnos para que puedan aprovechar al máximo sus capacidades, ya que si no es inevitable que se aburran, como le sucedía a Marc y como se teme que le puede suceder a su otro hijo, Carlos, también superdotado y que el próximo curso empezará 6º de Primaria cuando le tocaría hacer 5º.
¿Dos hijos con altas capacidades en una misma familia? "Es genético", recuerda Yolanda, "pero yo soy maestra y mi marido es técnico de mantenimiento, no sé de dónde les habrá venido", apunta. Insiste en la necesidad de potenciar y velar por este tipo de alumnos en clase ya que, según recuerda, también se engloban en el grupo estudiantes NESE o con necesidades educativas especiales. Si no están bien atendidos, señala, pierden interés por la escuela y por ello, paradójicamente, al final es un porcentaje muy reducido el de alumnos con altas capacidades que acaban su formación.
Corregir a los profesores
"Hasta que no me pasaron de curso me aburría mucho", admite Marc, que asegura haber llevado con naturalidad compartir clase con compañeros más mayores. Aunque tiene amigos de su edad, en seguida empezó a tratar con chavales más mayores, que lo aceptaron sin problemas. "Me pedían ayuda y a veces les daba clases de repaso en el patio", recuerda el joven, a quien consultaban también los profesores en caso de duda: "¿Este problema está bien resuelto?". Los docentes a veces quedaban desarmados con algunas de sus preguntas e incluso en alguna ocasión Marc tuvo que corregir lo que estaban diciendo. ¿Les sentaba mal? "No, me daban las gracias". De su paso por el colegio Sant Antoni Abad recuerda especialmente a dos profesoras: Maria Jesús Beltrán y Catalina Font.
Lo que más le gustan son las matemáticas y las ciencias, pero también tiene facilidad para las letras. Le gusta saber cosas nuevas y aprende muchas cosas por su cuenta. Ha estado estudiando inglés en la escuela de idiomas de Palma y continuará el próximo curso en Madrid. Allí también quiere empezar a aprender francés y además se ha apuntado a una clase semanal extra de Matemáticas que ofrecen en la universidad. Pero sus intereses no se quedan en los libros: dio clases de piano, siempre ha jugado al tenis, ahora está empezando con el pádel, y, como cualquier otro chaval de su edad, le gusta echar horas a la PlayStation.

Vivir solo en Madrid con 16 años
En unos meses se irá a vivir a Madrid solo, a una residencia, y asegura que está tranquilo. Y su madre, ¿cómo vive que su hijo que aún no ha cumplido los 16 años viva solo en una ciudad extraña y rodeado de universitarios recién llegados y, en muchos casos, con muchas ganas de fiesta? Ella también está tranquila: "No le llama la atención, sabe que es un barco al que de momento ni quiere ni puede subir".
Yolanda explica que a diferencia de otros niños con altas capacidades tanto Marc como su hermano son "sociables y sencillos". ¿Cómo reaccionan si cometen un error? Marc recuerda que con 12 años suspendió un examen de matemáticas: "Luego lo recuperé con creces y desde entonces solo saco 10 en matemáticas".
Esta familia ha solicitado ahora una beca para cubrir los gastos derivados del traslado de Marc a Madrid. Al menos, se consuela su madre, dado el expediente de Matrícula de Honor que ha sacado su hijo en Bachillerato el primero año de matrícula en la UPM les ha salido gratis, algo con lo que Marc ya contaba. Yolanda recuerda que al acabar 1º de Bachillerato se le acercó su hijo con las notas y le dijo: "Once asignaturas, once dieces". Ella le dio la enhorabuena, pero le dijo que en 2º de Bachillerato igual sería más difícil volver a sacar 10 en todo. Al año, volvió Marc con las notas: "Nueve asignaturas, nueve dieces".
"Un máster, o dos"
Tras la carrera, cree que estudiará "un máster o dos" y no descarta después estudiar otra carrera. Hace años que ya tiene claro dónde le gustaría trabajar después: en Boeing, en EE UU. Cuando de pequeño decía que quería diseñar aviones, su hermano Carlos contestaba que él quería pilotarlos. Marc de momento ya está un paso más cerca de conseguir su sueño y Carlos sigue el mismo camino en cuanto a brillantez y velocidad.


Leer más:  Estudiar Ingeniería Aeroespacial con 15 años - Diario de Mallorca  http://www.diariodemallorca.es/mallorca/2014/08/15/estudiar-ingenieria-aeroespacial-15-anos/954914.html#WvF3dfb3xeMnS0lH
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