El barrio de St.Gery-Dansaert es el epicentro de la creatividad belga y el lugar más divertido de la ciudad. Nos cruzamos con diseñadores, modistos, maestros chocolateros y algunos de los restaurantes más imaginativos de la capital de Europa.
Todo cabe en Bruselas. Europa, la OTAN, Bélgica, Flandes, diecinueve distritos independientes y un municipio que lleva su nombre y que, a su vez, es una deliciosa caja de sorpresas donde se puede encontrar un magnífico casco antiguo en el torno a la Grand'Place, elegantes barrios cuajados de edificios en estilo Art Nouveau, un auténtico trozo de África (Matongé), las sedes de las Comunidades Europeas... Un lugar fantástico donde reinventarse.
Entre la plaza de Santa Catalina, donde se encontraba el antiguo puerto, la Bolsa, las plazas Fontainas, la del Jardín de las Flores y la del Nuevo Mercado del Grano se encuentra exactamente eso: un barrio lleno de artistas, diseñadores y artesanos que se ha convertido en el epicentro de la creatividad belga y al mismo tiempo el lugar más divertido de la capital.
Con sentido del humor
De la torre fortificada donde se refugiaban los habitantes en caso de ataque no queda nada, pero el mercado cubiertose ha transformado en el alma del barrio, acogiendo salas de exposiciones, el
Café des Halles y un espacio donde informarse de lo que ocurre en la zona. Una parte de Bruselas donde convive el francés con el neerlandés y más de un dilecto local o patois.
No es de extrañar que se haya colocado precisamente en uno de sus rincones más castizos, la esquina entre la rue des Chartreux y la del Vieux Marché aux Grains, un monumento al Zinneke Pis. Este perro sin raza definida que mea en cualquier esquina es de alguna forma la representación del verdadero bruselense, capaz de reírse de sí mismo y con unas irrefrenables ganas de disfrutar de la vida.
Y no mejor sitio donde tomarse una cerveza con unos amigos o divertirse que en este barrio de St Gery. En líneas generales los mejores bares y lugares de ocio se encuentra en torno a la misma plaza donde está el mítico Le Zebra, además de otros como elBelmonte o el Mappa y en el entramado de calles de origen medieval que la rodean donde aún queda alguna iglesia como la de Notre Dame aux Riches Claires, que alberga los tesoros de la desaparecida parroquia de St. Gery.
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