Las heces de osos panda registran microorganismos que podrían emplearse en el desarrollo de nuevas fuentes de energía sostenibles. Desde que el equipo de Ashli Brown descubrió el hallazgo, estos animales en peligro de extinción han pasado a formar parte de la producción de biocombustibles gracias a su dieta. La investigación se ha llevado con dos osos panda gigantes Ya Ya y Le Le, del Zoológico de Memphis, en Tennessee, Estados Unidos.
Ahora que se ha descubierto que estos animales pueden contribuir al desarrollo de nuevas fuentes de energía, los programas de protección de animales en peligro de extinción se ponen de manifiesto. Se preocupan por su subsistencia más que nunca a cambio de que les ayuden en su nuevo trabajo de investigación, que el equipo ha presentado este martes en la 246 Reunión Nacional y Exposición de la Sociedad Americana de Química (ACS). Si llegan a un acuerdo, a los pandas de Tennesse, se sumarán los animales del zoológico de Toronto, los pandas Er Shun y Da Mao.
Un nuevo biocombustible a partir de 40 microbios encontrados en heces de panda
Brown y sus estudiantes, con sede en la Universidad Estatal de Mississippi, en Estados Unidos, han identificado más de 40 microbios que viven en los intestinos de los pandas gigantes en el Zoológico de Memphis, y que podrían hacer que la producción de biocombustibles a partir de residuos vegetales sea más fácil y más barata. Esta investigación, según agrega Brown, también puede proporcionar nueva información importante para proteger a los pandas gigantes.
El etanol hecho de maíz es el carburante alternativo más común en Estados Unidos. Sin embargo, ha crecido la preocupación de que el uso de maíz, soja y otros cultivos alimentarios para la producción de combustible pueda aumentar los precios de los alimentos o dar lugar a escasez de este tipo de alimentos.
Brown señala que los tallos de maíz, las mazorcas y otros materiales vegetales no destinados a la producción de alimentos serían mejores fuentes de etanol. Sin embargo, eso requiere actualmente un procesamiento especial para romper el material resistente lignocelulosa de los residuos vegetales y otros cultivos, como el pasto varilla, que se cultiva especialmente para la producción de etanol.
El desglose de este material es costoso y requiere una etapa de pretratamiento con calor y alta presión o ácidos. Brown y otros científicos están buscando bacterias que sean altamente eficientes en la descomposición de lignocelulosa y liberen el material que puede ser fermentado en etanol.
Las bacterias en el tracto digestivo de pandas gigantes son los principales candidatos, no sólo porque estos animales llevan una dieta a base de bambú, sino porque tienen un tracto digestivo corto que requiere bacterias con enzimas inusualmente potentes para romper la lignocelulosa.
La rápida digestión del panda hace de sus bacterias del intestino unas perfectas candidatas
"El tiempo entre la comida y la defecación es relativamente corto en el panda, por lo que sus microbios tienen que ser muy eficientes para obtener el valor nutricional del bambú. Y la eficiencia es la clave cuando se trata de la producción de biocombustibles, por eso nos centramos en los microbios del panda gigante".
En su trabajo con científicos de la Universidad de Wisconsin-Madison, el equipo de Brown identificó las bacterias que descomponen la lignocelulosa en azúcares simples, que pueden ser fermentados en etanol. También encontraron bacterias que pueden tomar los azúcares y transformarlos en aceites y grasas para la producción de biodiesel, por lo que este experto cree que las propias bacterias o las enzimas podrían ser parte del proceso industrial.
"Estos estudios nos ayudan a aprender más sobre el sistema digestivo de este animal en peligro de extinción y los microbios que viven en él, algo importante porque la mayoría de las enfermedades de los pandas pueden afectar a sus entrañas. La comprensión de las relaciones entre los microbios y los pandas, así como la forma en que obtienen su energía y nutrición, es muy importante desde el punto de vista de la conservación, ya que menos de 2.500 pandas gigantes viven en su hábitat natural y sólo 200 están en cautiverio".
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