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domingo, 1 de septiembre de 2013

Los vericuetos de los "parques de papel"

Cuando una se pone a leer y comparar los resultados del informe Destrucción a toda costa, puede encontrarse algunos datos que no parecen coherentes, al menos a priori.

Un ejemplo sería este: “Sant Josep de sa Talaia (Ibiza), en el top ten de la destrucción”. Sin embargo, si consultas la ficha de Islas Baleares, aparece entre los municipios con mayor protección efectiva. Algo no concuerda.

¿Cómo es posible que un municipio esté muy “protegido” y al mismo tiempo muy “urbanizado”? ¿Miente el estudio de Greenpeace? ¿Hay errores en la redacción?

Esta incongruencia es posible porque se trata de un caso más de lo se denomina en gestión ambiental “parques de papel”, o lo que es lo mismo, espacios declarados de alto valor ecológico, reconocidos como tal por las administraciones, y que lucen carteles con el logotipo del Ministerio o las Comunidades Autónomas indicando que entramos en un “Parque Natural o Nacional”.
Estos espacios cuentan con Planes Rectores de Uso y Gestión, y de Ordenación de sus Recursos Naturales. Estos planes, en teoría, limitan la construcción en determinados sectores del Parque en beneficio de la conservación y promueven el desarrollo sostenible, porque albergan recursos naturales únicos, altas tasas de biodiversidad o frágiles ecosistemas que es necesario conservar.

Sin embargo, como tantas veces en materia de protección ambiental, la cruda realidad poco tiene que ver con lo que viene recogido sobre el papel, y todo apunta a que los “parques de papel” son la figura de protección preferida por nuestros políticos, y más extendida en nuestro país.

En 2009 Greenpeace ya denunciaba que más de la mitad de los espacios naturales protegidos de la costa estaban amenazados, y en 2013 seguimos hablando de los "parques de papel", demandando de nuevo la gestión real de los espacios naturales protegidos  como una de nuestras seis propuestas para una costa sostenible.

La corrupción urbanística, la especulación, y el escaso interés político en proteger los ecosistemas más valiosos de nuestra geografía nos obligan a seguir hablando de los “parques de papel”, a seguir denunciando la continua degradación de nuestros espacios más valiosos.

Se hace necesario más que nunca un cambio en la gestión del litoral, un cambio en las políticas de conservación de los espacios naturales. La protección debe saltar del papel, y asentarse en las marismas, las dunas, las playas, nuestra costa... ¡No más parques de papel!

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