autor ramón mariscal .
El resto de su equipo de saltimbanquis va diciendo, una vez más, estupideces. Han tenido los dirigentes de la derechona más de veinte años para enterarse de que su tesorero era un ladrón de cuello blanco y resulta que nadie fue capaz de oler la aroma de la podredumbre. Y hace casi cuatro años, imputado Bárcenas por el caso gürtel, fue despedido por Rajoy y demás cuatreros tocando violines y trompetas, y difundiendo una nota de prensa no sólo versallesca, sino incluso con ribetes amorosos o de cariño personal.
No nos vengan por consiguiente con tanganas dialécticas. Respecto a Bárcenas, Rajoy se metió en un lío lingüístico y dijo que no sería posible que fuera inocente. Lo que largó Cospedal en sus explicaciones acerca de si el tesorero infiel seguía o no vinculado a Génova 13 no lo hubiera mejorado el gran Groucho Marx cuando decía aquello de “la parte contratante de la primera parte” Es decir, un enredo de notable calado de Cospedal que desdibujaba la culpa de Bárcenas. Y la de Rajoy, que la tiene, aunque su guardia de corps procure proteger al actual presidente del Gobierno con razón o sin ella.
El moderado Alfonso Alonso perdió la sensatez y los papeles. Se negó rotundamente a la comparecencia del presidente en el Congreso de los Diputados. Le salió al tal Alonso su patita dictatorial. La dictadura siempre ha sido para la derecha española una fórmula política muy respetable. ¿Por qué no quiere el PP que acuda Rajoy al Congreso de los Diputados. Porque a Rajoy le da miedo que acabe la oposición dejándole por los suelos. Prefiere no dar la cara. Se la pueden romper. Es un cobarde. Siempre lo ha sido. Está en la Moncloa gracias a la crisis. Él no aportó nada y, a las primeras de cambio, todas sus promesas se fueron al pozo. España está mucho peor ahora con Rajoy en la Presidencia. Las encuestas así lo proclaman. ¿Hasta cuándo Mariano abusarás de nuestra paciencia?
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