En la era actual de rápidos avances tecnológicos y cambios
sociales, observamos una transformación acelerada en diversos ámbitos. Los
jóvenes, en particular, se expresan de manera impredecible, careciendo de
respeto y principios morales. La proliferación de videos agresivos en las redes
sociales es un fenómeno preocupante. Resulta desconcertante cómo individuos
cada vez más jóvenes se involucran en comportamientos destructivos.
La llegada temprana de la niñez y la pubertad, combinada con
la falta de orientación adecuada, plantea desafíos significativos. En el
pasado, los padres podían transmitir conocimientos prácticos a sus hijos a
través de actividades como la mecánica o la carpintería. Sin embargo, en la
actualidad, tales prácticas se consideran explotación. Considero que es
preferible involucrarse en actividades constructivas que exponerse a
influencias indeseables.
Es crucial reconocer que muchos jóvenes eventualmente
comprenderán las consecuencias de sus acciones, pero podría ser demasiado
tarde. La juventud actual representa el futuro de nuestra sociedad, y es
nuestra responsabilidad garantizar que estén preparados para afrontar los retos
que se avecinan.
Joaquín Santana, redactor de TH
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