Desde el año 1943 fue instaurada la monarquía en España siendo su origen la unión personal y dinástica entre Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón, conocidos popularmente como los Reyes católicos.
Todos sabemos que las casas reales han estado muy unidas con la iglesia, unas veces para bien y otras con pocos o nulos resultados pero, de un modo u otro siempre han ido de la mano, sobre todo cuando hay intereses de por medio.
Personalmente no me considero monárquica ni lo contrario, acepto que esto es lo que me ha tocado vivir y lo hago del mejor modo posible siendo consiente de que esta institución es una puerta abierta que tenemos los Españoles y por la que el dinero sale a manos llenas.
Sin desear meterme en un terreno que confieso no conocer todos sus intríngulis, procuraré comentar lo que para mi es un descalabro.
Si bien es cierto que el Rey emérito nos libro de una nueva guerra civil, no es menos cierto que después de su supuesta riqueza adquirida de una manera poco ortodoxa, sus amoríos y demás libertinajes, ha dejado el nombre de España siendo el hazmerreír de medio mundo, salvo, claro está, en Abu Dabi que se ha convertido en su segundo país.
Hoy el trono lo posee su hijo, quien rompiendo todos los protocolos, tomó por esposa a una mujer del pueblo sin más título que el de ser periodista.
Sin embargo la que está en el punto de mira de medio mundo es su hija, la princesa de Asturias… sobre todo para la gente de las revistas del corazón. En estos momentos que está cumpliendo el servicio militar, miran al milímetro cualquier movimiento que haga la pobre criatura.
Mary Almenara.
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