Atrás quedaron aquellos tiempos en los que la mujer no podía tener acceso a la educación por el simple hecho de serlo. Durante años lucharon por acceder a universidades donde poder estudiar y, a la postre, adquirir un título universitario del mismo modo que el hombre.
Durante muchos años los padres se preocupaban de que el hijo varón fuera el que estudiara pues, según su teoría, el hombre era el proveedor de la casa, la mujer sólo tenía que preparase para las tareas del hogar.
Desgraciadamente esto no se quedaba en simples palabras del pueblo llano y poco culto, esta prohibición estaba apoyada por las leyes machistas de aquellos, tiempos que donde se presumía que la mujer era incapaz de hacer algo más allá que parir y cuidar de la casa y el marido.
Muchas de aquellas mujeres que, al fin lograron estudiar adquiriendo títulos de ciencia, medicina, electricidad o pintura, se vieron obligadas a firmar sus trabajos con el nombre del padre, hermano o marido por tener vetado el hacerlo con su nombre.
Entre las españolas que pasaron por muchas de estas vicisitudes tenemos a: Lidia Falcón, Mercedes Pinto, Clara Campoamor o Concepción Arenal, quien para poder asistir como oyente en la universidad de Madrid, se vio forzada a vestirse de hombre.
Por suerte, las cosas han cambiado sobre todo de las mujeres.
Mary Almenara.
Fuente de información. Wikipedia.
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