En mi casa, siempre se ha celebrado la noche de los finaos, reuniendo a la familia y a algún amigo con el que compartimos mesa, conversaciones y risas.
Sobre los manteles lucen los más variados frutos secos, sin que falte un buen vino, y como no, un traguito de anís del Mono.
Cerramos las puertas a zombis, calaveras y huesos descarnados, tampoco nos enredamos en falsas telas de araña.
En mi casa seguimos la tradición de nuestros antepasados y decimos no a modernismo venidos de afuera.
Mary Almenara.
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