Al dar comienzo un nuevo año nos parece que nunca vamos a llegar al mes de diciembre pero, la realidad es que parece que cada vez los días corren como galgos para unirse y formar un nuevo mes que va uniéndose al siguiente para, sin darnos cuenta, llegar al punto de partida.
Cuando comento esta preocupación que sufro día a día y mes a mes, mi interlocutor o interlocutora me responde que está en la misma disyuntiva que servidora, lo que, egoístamente, me lleva a sentir una paz interior que tranquiliza momentáneamente a mis sufridas neuronas.
Todo esto me lleva a pensar que si los días siempre han tenido 24 horas cómo es que cuando era más joven, estas horas nos proporcionaban tiempo para hacer 40 cosas más de las que podemos hacer ahora.
La gran mayoría de las casas están equipadas con una serie de electrodomésticos que nos hacen la vida más fácil con lo que podemos disponer de más tiempo libre, sin embargo nos faltan horas para realizar el trabajo que antes se hacía a mano.
Recuerdo que a las amas de casa les quedaban horas libres para, mientras escuchaban la novela del momento, reunirse con alguna vecinas con las que comentar el por qué aquel chico dejó a la novia tan guapa o viceversa.
Por si todo esto fuera poco, tenemos a los supermercados que nos anuncian la Navidad desde el mes de octubre, villancicos incluidos, lo que ayuda más si cabe a sentir que los días son más chicos y los meses pasan antes. Por si todo esto fuera poco desde la televisión ya nos están bombardeándo con el perfume de moda y los bombones más exquisitos.
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