Artículo de opinión de Iván Sánchez*
Si algo caracteriza a la ciudad de Telde es la gran cantidad de edificios e instalaciones públicas abandonadas o a medio construir, que llevan tanto tiempo en ese estado que ya forman parte del paisaje. Algunos son tan visibles que llaman la atención al visitante que nos obliga a responder a la pregunta:
¿Qué ha pasado aquí?. Quizás por esa razón vuelvan a nuestra memoria de vez en cuando para recordarnos la cantidad de errores cometidos y con ellos las oportunidades perdidas y el dinero público malgastado. La Urbanización de Arauz, a pesar de ser uno de los fracasos urbanísticos de más envergadura que tiene el municipio, apenas es perceptible porque no hay edificaciones, pero les aseguro que las consecuencias de su no-desarrollo han sido mucho más importantes que cualquiera de esos esqueletos urbanos inacabados. Arauz en sí misma bien podría ser una de esas ciudades invisibles de las que hablaba Italo Calvino, una ciudad escondida esperando algún día ser habitada o, mejor dicho, colonizada, pero que mientras tanto es un desierto y, como tal, va ampliando sus márgenes contaminando todo lo que está a su alrededor. Esto es justo una de las consecuencias que el abandono de Arauz está teniendo sobre el casco de San Gregorio, sin ir más lejos.
El Plan Parcial de Arauz tiene su origen en el Plan General de 1986, hace la friolera de 35 años. En la memoria de aquel Plan General la zona de Arauz estaba incluida en el llamado Sector 2 con un total de 112.740m² de suelo en el que inicialmente estaba previsto edificar 1.375 viviendas, una reserva de espacios libres de 4.375m² y 19.000m² para un centro deportivo. Este es un dato importante: desde el principio la parcela destinada a equipamiento deportivo donde hoy está construida la piscina de la Barranquera forma parte del sector 2 y, por tanto, está incluida en el plan parcial y obviamente dentro de las obras de urbanización.
De entre las distintas opciones que hay para desarrollar el suelo, el sistema de ejecución por el que se optó fue el de cooperación, es decir, que la iniciativa corresponde al ayuntamiento, y esto quiere decir que los propietarios aportan su suelo, de cesión obligatoria, y la administración ejecuta las obras de urbanización con cargo a ellos. Es muy importante dejar claro que son los propietarios quienes pagan de su bolsillo la parte proporcional de la urbanización que les corresponda y el ayuntamiento a cambio se compromete a realizar la reparcelación, el reparto equitativo de suelo urbano y la construcción de la urbanización. La administración, a cambio, obtiene todo el viario, los espacios libres, el suelo para hacer el equipamiento deportivo y un 10% de la superficie edificable para destinarlos a VPO. Toda esta primera fase se inició en 1999, hace 22 años, pero aún no ha terminado porque la obra se paralizó en el 2002.
El vía crucis para los propietarios no acaba aquí, porque las parcelas al haber sido registradas en el año 2006 pasaron a ser urbanas a efectos del cobro del IBI. En algunos casos las facturas son de más de 12.000€ al año y esto es así desde hace 10 años sin que tampoco se haya subsanado esta situación absolutamente injusta. Pero hay más datos lesivos, como el que algunos propietarios de terrenos donde ahora está ubicado el parque de San Juan que todos disfrutamos fueron "compensados" por el ayuntamiento con suelo en Arauz con la promesa de que sería urbano en breve y se encontraron con un gasto millonario en urbanización, pago de plusvalías e IBI. En definitiva, cambiaron su finca productiva por un suelo que ha resultado ser una carga. ¿Menudo negocio verdad?
Tras 22 años desde el inicio de la urbanización, como pueden imaginar, ha pasado de todo. Los que corrieron mejor suerte fueron los que pudieron vender su suelo antes de la crisis del 2008, pero en la mayoría de los casos las pérdidas han sido muy cuantiosas y no todos han podido resistir. Es muy probable que actualmente el mayor propietario de suelo en Arauz después del Ayuntamiento, sean las entidades bancarias. Además muchos de aquellos primeros propietarios han fallecido y a día de hoy es ya una tercera generación la que "carga" con propiedades que mientras no estén urbanizadas sólo constan como terrenos urbanos sobre el papel.
Siempre se ha pensado en Telde que la deslocalización del casco y de las zonas comerciales es algo casual y que responde a las características propias de la ciudad y a su gran dispersión. Y, siendo cierto, no ha sido la única causa, también ha habido una intencionalidad o como mínimo desidia porque la falta de desarrollo de viviendas nuevas en el casco también ha contribuido a la fragmentación de Telde, la cual, entre otras, cosas lleva asociado un elevadísimo coste en mantenimiento de infraestructuras y de los servicios. Arauz no sólo es producto de la incapacidad para cumplir los compromisos que adquiere el Ayuntamiento, sino que además es un fracaso en el modelo de ciudad que proponía el Plan General hace 35 años y que actualmente está más en vigor que nunca porque es el que representan las llamadas ciudades sostenibles, donde entre los objetivos más importantes están: la movilidad, dar más importancia el espacio para el peatón que el destinado al tráfico, la reducción de consumo energético y la posibilidad de acceder a todos los servicios, es decir, poder habitar la ciudad con igualdad y más oportunidades, algo que no se consigue insistiendo en un modelo de ciudad dispersa que es por el que han apostado erróneamente los distintos gobiernos municipales.
En un próximo artículo analizaremos las consecuencias que ha tenido para Telde y, sobre todo, para el casco de San Gregorio la paralización de Arauz, no sólo en el planeamiento, sino en el precio de las viviendas y la posibilidad de disfrutar de un edificio tan importante como la piscina de la Barranquera.
*Iván Sánchez es arquitecto y forma parte de Cs Telde
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