Opinión.
Sé que son muchas las cosas que escasean en este pueblo, y todas de gran necesidad pero ya que la vida, con pandemia incluida, nos amarga tanto nuestros días me apetece, de vez en cuando, endulzarme por un momento con un buen pastel o dulce como decimos los canarios.
Desgraciadamente, y bajo mi criterio particular, añoro una buena dulcería que ofrezca buen material y no lo que nos están vendiendo, incluso algunas a un precio que no va acorde con la calidad del producto.
Ayer me trajeron unos de esos dulces, que tan pomposamente venden como de cabello.
Este dulce es de hojaldre, bastante malo por cierto, y supuestamente relleno de cabello de ángel. Puedo decir sin pecar de exagerada que las hebras se podían contar una a una, para rellenar pusieron unas pasas y a saber lo que cobran por eso.
Con el segundo tres cuartos de lo mismo, un tosco duro como el solo, y como relleno, algo que imita el dulce de leche.
No dejo de reconocer que la materia prima no ayuda mucho pero quien sea buen profesional sabe sacar partido casi a cualquier cosa.
¡Cómo echo de menos los dulces de los Pérez, dulcería Tere o Sole!
Mary Almenara
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