(Los firma con su conocido seudónimo literario... ¡QUÉ COSAS!)
EL CONSUELO
Que difícil amor mío ha de ser el vivir
sin ninguna ilusión.
Sentir el llanto de la oscura soledad
y no poderlo evitar.
En húmeda prisión de vida,
aguardar ya pacientes
la próxima eterna primavera.
La prometida, la que en el Cielo
habrá de despertar a nuestras almas;
la que vencerá al llanto y al dolor.
Con estos humilde versos te pido Señor,
el mantener siempre vivo nuestro amor.
Qué hermoso y felices fueron aquellos años;
los pasados de la lejana juventud,
cuando el eterno Sol sin nubes,
brillaba sobre nuestra piel
con todo su claro esplendor.
Ya solo nos queda el consuelo
de poder recordar todo aquel
bello amor que en nosotros brotó.
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