lunes, 19 de abril de 2021

El artista

                                                 

 Marisol Ayala.

Como nunca ha sido santo de mi devoción estaba esperando el estampido de Toni Cantó, un actor que se subió a la política para alimentar su vanidad, alimentarse él mismo y estrenar mochila, poco más. Cuestión de tiempo. 

Lo de Toni, militar en cuatro partidos en diez años, supera lo insuperable. No sé, ni me interesa, si es bueno o mal actor; que es mal político nadie lo duda. Durante estos años, antes de que el tiempo le quitara la careta y dejara su verdad y oportunismo al aire Toñito ha saltado de charco en charco de partido en partido, no mintiendo siempre, no, solo cinco veces a la semana. Incumpliendo y enredando hasta convertirse en alguien de poco fiar. Cortejó a la única política del mundo que tiene los ojos por encima de la frente. Allí juegan, a veces se descolocan y bailan solos. Ayuso, la chica que quiere poner cara de mala pero no le sale, esa que ahora busca el pecho amigo para ahogar la decepción, la pérdida de un nuevo mejor amigo pero nadie se dio cuenta de que empadronarse tiene una normativa que el artista se pasó por el forro de sus caprichos. Se saltó la normativa que al fin y al cabo para eso llegó Toni a la política, para pillar cacho como fuera. Sin duda para un político nada es más dañino que descubrir en él a un mentiroso chaquetero que en sus discursos grita y se enfada, pero con gritos y con flautas ha vivido de la política unos cuantos años. Hay que tener poca vergüenza para intentar justificar su mediocridad, su engaño. No sé qué me parece peor si su gran cagada o el suicidio de plantarse ante una jauría de periodistas que le conocen bien y tomarles el pelo. Nada Toni, busca un amigo para compartir el ridículo, ¿Bosé? por ejemplo, que está en el mercado empeñado en divulgar que la luna es cuadrada.

Aprovecha.

Fuente:  https://marisolayalablog.wordpress.com/

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario