Marisol Ayala.
Hoy no encuentro nada más refrescante que escribir sobre la familia
Real, sobre el Rey Emérito y su largo recorrido económico/amoroso con su
amiga especial Corinna Larsen a quien el poder y los amigos acaudalados
le gustan más que a una tonta una tiza.
Cuesta resistirse a no meter
cuchara en una historia real, un largo lío de faldas que tiene al país
con la boca abierta; los más privilegiados, los tapaderas, los íntimos
amigos del viejo novio conocían y callaban. Y muchos más que ya no
engañan a nadie. Un monarca roto en mil pedazos.
Nunca me ha interesado su vida pero reconozco que el último tramo de
la historia me tiene enganchada. La investigación periodística, es
decir, los informes filtrados a la prensa amiga, menos lobos, ha dado
mil vueltas. Cada día la prensa se encarga, antes no, ahora sí, de ir
dejando migas de pan como hilo conductor del escándalo. Ahora con tanto
excremento esparcido parece que entendemos mejor la trama, el trato
despectivo que ha recibido la Reina Sofia que en este pleito real será
la ganadora final por goleada.
En los palacios guardar silencio ha sido siempre un buen negocio, ahí
tienen a Sofia sorda y muda. Los estudiosos del asunto han escrito que
Corinna y el Emérito llevaban doce años de intimidad y que el hijo de
Corinna tiene un sospechoso parecido con este miembro de la realeza.
Lees informaciones que ocultan mucho y se nota. Las andanzas de Juanito
hace tiempo que están en la calle, pero esa familia ha tenido un manto
protector que la ha liberado de plumas indisciplinadas. Sabemos ahora
que hubo bronca entre el Emérito y el hijo de Corinna en Londres. Dicen
que el enamorado le reclamó ese día a la madre del chiquillo el fleje
de millones que le había regalado y que el chico le vino a decir que lo
que se da no se quita.
fuente: https://marisolayalablog.wordpress.com/
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