domingo, 5 de abril de 2020
Un cura ladrón, por Julio González Padrón
Opinión.
Cuando yo era chiquito, "la burrita" del Domingo de Ramos, salía por mi barrio de Los Llanos en procesión.
Pero un mal día , temporalmente a Don Teodoro, párroco de San Juan, generosamente se le prestó.
¡Pobre burrita! . En que manos cayó
¡Maldigo ese día Domingo de Ramos! púes de su nueva usurpadora parroquia, nunca a la suya volvió.
Ésta aunque que duela es la única y triste verdad; la del porqué la "burrita" de nuestra infancia, de la parroquia de San Gregorio, desapareció y en San Juan para siempre quedó.
Dicen que la han visto llorar lágrimas de mar, porque no conoce a esos otros niños, que no son de su barrio natal.
Robar un Santo puede tener hasta su perdón, pero aquella no era una "burrita" cualquiera, sino parte de nuestro infantil corazón.
Pero ese ladrón donde hoy esté, ha de saber , que si arrepentido devuelve hoy lo que antaño robó , el Domingo de Ramos Jesús lo perdonará, porque yo... desde luego no.
En esta ocasión, no firmo el poema con mi conocido seudónimo QUÉ COSAS, sino con minombre completo uy como nuestra de mi indignación un año más.
DON JULIO CÉSAR GONZÁLEZ PADRÓN
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