Juan Vicente Peral Ayala. Presidente de FESBAL
Carta Abierta del Presidente de la Federación Española de Bancos de Alimentos FESBAL
José Antonio Cabrera. ASSOPRESS
UNA LUZ EN LA OSCURIDAD DEL MOMENTO. Tras semanas de incredulidad ante lo que nos podía llegar, las consecuencias de unas decisiones tardías, las informaciones
contradictorias, la increíble competición en gestiones simultáneas para
la consecución de material higiénico-sanitario y por tanto su retraso
en disponer del mismo, el alto precio que por ello ha debido pagar el
personal sanitario, el de seguridad y el ciudadano en general, unido a su aislamiento,
han sido motivos más que suficientes para afectar severamente en su
moral a cualquier pueblo dotado incluso de una notable entereza.
Para
terminar de perturbar el aparente sosiego de nuestra sociedad, la
pandemia que sufrimos ha dislocado además el mundo económico, base de
nuestra supervivencia, hasta extremos que ya creíamos superados tras la
dura crisis anterior. A nadie puede ocultársele el esfuerzo que va a
suponer remontar esta situación debido a las precarias condiciones en
que va a quedar durante un cierto tiempo un sector significativo de la
fuerza laboral de este país, entre otros, el endeudamiento que va a ser
necesario para mitigar la crisis y el inmenso dolor de los que ya no
están con nosotros debido a esta plaga.
Frente
a todo lo expuesto, que constituye un desafío a nivel de algunos de los
conflictos bélicos locales desgraciadamente siempre presentes en el
mundo, ¿cuál ha sido la reacción de nuestra sociedad? La primera
reacción de desconcierto fue correr en todas direcciones para adquirir
papel higiénico y geles de alcohol, más tarde nos preocupó la
consecución de mascarillas y guantes y, tras el hartazgo de leer lo de
"SIN EXISTENCIAS", iniciamos el nuevo deporte del acopio de víveres.
Mientras
tanto, las Administraciones públicas en sus niveles estatal, autonómico
y local, junto a las Instituciones o Entidades de la sociedad, como
entre otras, CRUZ ROJA, CÁRITAS Y LOS BANCOS DE ALIMENTOS, que nos
habíamos distinguido, en demasiadas ocasiones por un exquisito, distante
y cortés respeto mutuo y una escasa coordinación, despertamos por
convicción o por intuición del DESCOMUNAL desafío que planteaba el
COVID19 a toda la ciudadanía y a un estilo de vida que creíamos
consolidado y vitalicio.
Sin
mediar pacto ni acuerdo previo alguno las Administraciones públicas,
las Entidades sociales, las empresas, los ciudadanos se han puesto en
modo amnesia para eliminar nuestros hechos diferenciales, tan de moda,
como los egos, el protagonismo y la posibilidad de obtener ventajas de
hechos desgraciados como los que nos afectan, y se han puesto
asombrosamente a colaborar a todos los niveles con la convicción, la
voluntad y el deseo de superar esta dramática situación mediante un
potente fármaco: "LA SOLIDARIDAD TOTAL".
Es
en estos momentos de espesa y oscura tiniebla cuando, además de
vitorear a nuestro heroico personal sanitario: aplausos; al personal de
seguridad, orden y fuerzas armadas: aplausos; acompañar en el dolor a
los familiares y amigos de cuantos nos han abandonado por esta epidemia:
un abrazo sin limitaciones, creemos sinceramente que nuestra sociedad
ha decidido hacer frente a este desafío de la vida con una generosidad
sin precedentes en cuanto a la oferta de VOLUNTARIADO, TRANSPORTE
GRATUITO, DONACIÓN DE ALIMENTOS y mil y un detalles más como material
sanitario y desinfecciones por doquier.
En estos momentos todavía inciertos nos gustaría creer que cuando todo esto pase,
tanto los que lo estamos viviendo como las nuevas generaciones podamos
decir que las sociedad del momento hizo cuanto debía hacer, sin reserva
alguna y con total determinación y voluntad de vencer la plaga que nos
aflige, para que, remedando al gran estadista británico del siglo XX,
pueda afirmarse con orgullo de esta sociedad que: AQUELLA FUE SU MEJOR HORA.
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