martes, 2 de abril de 2019
Periodismo en los pupitres
Marisol Ayala
Siempre le gustó un periódico, su tacto, escribir en sus páginas, tocarlo y emborronar con sus dedos de niño las fotos que le llamaban la atención. Hoy es un adulto generoso, jefe de Estudios de un IES de Gran Canaria, no es periodista pero su pasión sigue siendo la lectura esta.
No puede creer la agonía de la prensa impresa por eso compra un diario cada día y el domingo dos. Creo que sin proponerlo le inoculé el veneno del periodismo. No tenía más de 12 años cuando en sus vueltas a lomos de su bicicleta paraba en la Avenida Marítima y entraba en La Provincia. Allí pasaba el rato entre ordenadores, periódicos viejos y teléfonos que no dejaban de sonar empapándose de un escenario que le enamoró.
Un día tuvo la suerte de estar en la redacción cuando ocurrió un suceso importante y allá se fue con el fotógrafo y la redactora. Iba nervioso. “Baja a cafetería y compra un zumo y un bocadillo que no sabemos cuándo regresaremos ¡Venga!”, le dije. Era la imagen de la felicidad. Tendría entonces unos catorce años. Hizo amigos entre los compañeros. Discutidor feroz de la prensa con los periodistas, lo cuestionaba todo. Siempre hubo entre nosotros la empatía que nace de la pasión compartida. Era un niño y yo una adulta. La vida siguió su rueda y cada uno tomó un camino. Las nuevas tecnologías nos permitieron conocer nuestras andanzas. Hoy es docente y siembra entre el alumnado su pasión por el periodismo.
Hace tres meses me habló de unas jornadas de comunicación que celebrará en su centro. “Quiero que vengan los mejores…”, me reí y le dije “no seas pelota y dime condiciones”. Más risas: 50 euros, no podemos más. Bueno y una sorpresa”. Mi carcajada se escuchó en todo Puerto de Rosario estando yo en Gran Canaria. “Siempre te conté que el periodismo estaba mal pagado y ya ves”. Resumiendo, que el día 5 de abril daré una charla sobre periodismo para los alumnos del IES de Valsequillo y el mes próximo otra con mi amigo en Fuerteventura. Me ilusionan ambas porque a la de Gran Canaria asistirá un alumno que cuenta los días para escucharme. Su familia es amiga y le han hablado de mí. Lo que más me preocupa es que no se aburran. Lo cierto es que de esas charlas siempre me llevo recuerdos entrañables que sorprenden cuando menos te lo esperas.
Semanas después de una entré en un supermercado y la cajera se acercó a mi oreja y susurró “…Mi hija quiere ser periodista desde que la escuchó .Vino encantada”. Mejor pago imposible.
“No será rica pero será feliz que no es poco”, le contesté.
fuente: https://marisolayalablog.wordpress.com/
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