Cuando a un
niño se le pregunta qué quiere ser de mayor, su repuesta más inmediata suele
ser; bombero, médico y sobre todo futbolista. Estos pequeños son inteligentes
como ellos solos, y saben cuál es la profesión que más dinero les aporta.
Entre otras, una de las razones que los llevan
a elegir estas profesiones suele ser el uniforme, para ellos son tan atractivos
que casi los encandila.
Lógicamente, una vez han llegado a la edad
adulta, sus gustos van cambiando. Entonces se deciden por la carrera que en
verdad les atrae para vivir de ella, si es que pueden, que ese es otro tema.
Probablemente
si los pequeños conocieran la leyenda del primer bombero de la historia, no se sentirían
tan atraídos por esta digna profesión que este hombre mancilló con sus sucios
negocios.
Según nos
cuentan se llamaba Marco Licinio Craso y fue el primer bombero de Roma, hace más
de dos mil doscientos años. Fue un hombre especulador en su forma de actuar ya
que cuando acudía a sofocar un incendio pactaba con el dueño el precio de la
casa, si le interesaba apagaba el fuego, de lo contrario dejaba que la casa
ardiera en llamas.
Fue tan
grande la fortuna que adquirió de ese modo, que llegó a senador.
Como se
puede ver hay cosas que vienen de muy atrás.
María Sánchez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario