El 18 de
enero de 1988 la tripulación del petrolero español “Barcelona” se
declaró en huelga, lo que motivó el fondeo del buque con un cargamento
de 235.000 toneladas de crudo iraní en el puerto de Ras Sadat (Egipto).
Marflet había despedido a todos los tripulantes, excepto el capitán y el
jefe de máquinas, que no habían secundado la protesta. El buque estaba
fletado por la empresa pública Repsol Petróleo, cuya mayor preocupación
consistía en recuperar lo antes posible el cargamento de crudo.
El
gobierno egipcio, a través del cónsul local, había ordenado reiteradas
veces al capitán para que el petrolero “Barcelona” abandonase las aguas
territoriales del país, pero el capitán no tenía opción de mover el
barco mientras la tripulación permaneciera en huelga.
La postura
intransigente mantenida por ambas partes presagiaba que el conflicto
entraría en vía muerta. El Ministerio de Asuntos Exteriores mantenía una
postura discreta en relación con el conflicto, mientras que el
Ministerio de Trabajo, responsable directo de las relaciones laborales,
fracasó en su intento de mediación entre las partes enfrentadas.
Repsol
Petróleo acusó al armador de haber tomado el cargamento después de que
hubiese recibido el preaviso de huelga, exigiéndole procediese a la
descarga o trasvase a otro barco, pero sus presiones no sirvieron para
recuperar un cargamento valorado en 4.000 millones de pesetas. Tras
permanecer más de tres meses en huelga, el 22 de abril los tripulantes
del petrolero fueron desalojados por las autoridades egipcias, poniendo
así fin al episodio.
Repsol
Petróleo mantenía un contrato con Marflet por el que el petrolero
“Barcelona” cargaba en el Golfo Pérsico y descargaba en Ain Sukhna, en
el golfo de Suez, donde se trasvasaba el crudo por un oleoducto al
Mediterráneo y lo cargaban otros barcos. El viaje duraba nueve días. En
condiciones normales, cada 18 días el buque estaba operativo para cargar
de nuevo en el Golfo Pérsico.
El 11 de
mayo, Repsol Petróleo dio orden al petrolero “Barcelona” –capitán, Pedro
Neira Seijo– para cargar 900.000 barriles de crudo ‘iranian light’ y el
resto, hasta completar el calado del trópico, de ‘iranian heavy’, en
total unas 234.000 toneladas de petróleo. En la madrugada del día 13, el
buque llegó a Hormuz y contactó con el práctico, que le indicó atracara
en la terminal 106, que era, en realidad, el petrolero nodriza “Seawise Giant”, que era entonces el mayor buque del mundo, con un tonelaje de 564.739 TPM.
Al día
siguiente, hacia las 12,25 h., se declaró la alarma roja cuando los
radares iraníes habían detectado una salida de la aviación iraquí de sus
bases. A bordo del petrolero español –que había cargado, hasta ese
momento, unas 140.000 toneladas de crudo- se tomaron las medidas
preventivas y unos diez minutos después sobrevino el ataque y resultó alcanzado al menos por cinco bombas lanzadas desde dos aviones Mirage F-1 iraquíes. Tras
el ataque se produjo un violento incendio que provocó la muerte de
cuatro tripulantes –José Orrantía, segundo oficial de máquinas; Gabriel
Acosta, máquinas; Jesús Burillo, cocinero y Eloy de las Cuevas,
camarero–, logrando salvar la vida otros 26. Para evitar su hundimiento,
el petrolero español varó de proa y quedó escorado a estribor. Los
otros barcos implicados en el ataque, “Seawise Giant”, “Argosy” y
“Burmah Endeavour”, también sufrieron daños muy graves.
Tres días
después se produjo una fuerte explosión en uno de los tanques del
petrolero español, probablemente debido a una bomba que no había
explotado durante el ataque, seguida de un impresionante incendio. A
causa de esta deflagración el remolcador “Scan Partner”, que se
encontraba al costado, se incendió y se hundió, muriendo sus cinco
tripulantes. Otros dos tripulantes del remolcador “Ferdinand Verbiest”
salieron despedidos y también perdieron la vida, además de producirse
diversos años en los remolcadores “Safir” y “Beaufort”.
Los restos
del petrolero “Barcelona” se vendieron para desguace en dos secciones.
La parte de proa fue remolcada a Gadani Beach en diciembre de 1989,
mientras que la popa fue remolcada a Umm al Qaiwain y después a Alang,
en diciembre de 1990.
Después de
la tragedia del petrolero “Barcelona”, Repsol y Marflet llegaron a un
acuerdo para aplazar la decisión sobre la entrada del petrolero “Aragón”
en la zona del conflicto. El buque-tanque se encontraba en Fujairah, a
las puertas del estrecho de Hormuz, con órdenes de cargar en la terminal
de Ras Tanura.
En
aquellos días se produjeron duras acusaciones sobre las supuestas
coacciones que los armadores ejercían sobre las tripulaciones para
entrar en zona de guerra. El capitán del petrolero “Aragón” hizo, unos
días antes del ataque al petrolero “Barcelona”, un llamamiento al
presidente del Gobierno en el que solicitaba que se prohibiese la
entrada de buques españoles en la zona del conflicto. Sin embargo,
fuentes diplomáticas comentaron lo difícil que resultaría imponer la
prohibición de navegar en el Golfo a barcos españoles, pues existían
buques de pabellón extranjero tripulados por españoles.
FUENTE: http://www.puentedemando.com/la-tragedia-del-petrolero-barcelona-30-anos-despues/
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