Autora María Sánchez
Cada día, la
informática entra con más fuerza en nuestras vidas. Unas veces en modo de
ordenador, puede ser portátil de mesa o el más cómodo de todos, la table.
En un ordenador,
no solo adquirimos información, también guardamos todo aquello que nos resulta
importante, ya sea como trabajo, o meramente, cualquier otro documento que nos
resulte significativo; fotos de la comunión del niño, la boda de nuestra mejor
amiga o las del último viaje que hemos realizado.
Atrás han
quedado aquellos álbumes, con el que los recién casados recorrían los
domicilios familiares, o nos daban la tarde enseñándonos las fotos del viaje de
novios. Por no hablar de los que se iban de vacaciones y nos hacían ver,
durante largas horas, todo lo que habían visitado en sus excursiones.
Luego llegaron
las cintas V.H.S. Nos llevábamos nuestro tomavistas para cazar todo lo que se
movía o se cruzaba por delante del objetivo. Esto nos llevaba a reunir en casa
a los amigos para volverlos locos hablando de todas las maravillas que habíamos
frecuentado.
La gran mayoría
de estos artefactos, han pasado a mejor vida o permanecen guardados en algún
cajón de la cómoda.
Hoy, toda esa
información, la llevamos metida en un pequeño artilugio, llamado pendrive, que
nos cabe en cualquier bolsillo, colgado al cinto o al cuello como un adorno.
Pero, no
pensemos que esto está aquí a raíz del chico que no es tonto, que él sabe dónde
compra.
Los conectores U.S.B.
Llevan con nosotros la friolera de 20 años. Este pequeño y ligero dispositivo,
donde podemos guardar hasta una película, fue patentado por M. Systemens en el
año 1998. Es resistente al polvo, a los arañazos y, lo mejor, es que guardan
nuestros datos hasta 10 años.
Recordando un
conocido anuncio, les recomiendo que pongan un U.S.B en su vida o, lo que es lo
mismo, no deje de usar su pendrive, más conocido como (pendrae) para recordar y
guardar sus momentos más felices.
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