martes, 19 de diciembre de 2017

MUJERES INVENTORAS.



Mary Almenara


Aunque nos cueste creerlo, aún en pleno siglo XXI, se habla bien poco de los inventos ideados por una mujer. Desde tiempos ancestrales se creó el estereotipo de la mujer sumisa, ama de casa, siempre paciente y, sobre todo, dependiente del varón.
A ella no se le daba la oportunidad de poder manifestar cualquiera de las destrezas con la que la naturaleza la había dotado. Si lograba sobresalir en otra materia que no fuera; cocinar, planchar, lavar y ser buena ama de casa estaba mal visto.
Un ejemplo de la desigualdad entre el hombre y la mujer la tenemos en Concepción Arenal quien tuvo que cortarse el pelo, vestir levita y sombrero para, así disfrazada de hombre, poder entrar en la Facultad de derecho como oyente. Esta misma suerte corrieron otras mujeres en los años 1800 lo que no acabó en los años siguientes, por el contrario, en la dictadura de Franco también se las marginaba.
Sin embargo, no cejaron en su interés por estudiar pese a las prohibiciones emergiendo de ahí grandes mujeres inventoras que, pese a sus esfuerzos, no podían poner lo inventado a su nombre sino al de su esposo.
Un ejemplo de la voluntad y tesón de estas mujeres lo tenemos en la canaria Candelaria Pérez comerciante y viuda quien, en 1889, obtuvo una patente por un auténtico (todo en uno) para el hogar. Había diseñado un mueble que incluía una cama que se combinaba con el tocador, un lavabo, mesilla de noche, escritorio, bidé, mesa de ajedrez y otra de comedor.
Es una pena que esto apenas se conozca y, mucho menos se hable de esta mujer canaria, por más señas.

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