domingo, 5 de noviembre de 2017

Nutella for refugees! Unos refugiados incendian un centro de acogida en Alemania de 10 millones de euros por no servirles crema de cacao



Manuel Pablo Conde,. Unos refugiados han incendiado un centro de acogida en Alemania. ¿El motivo que ha originado ese incidente? Un suceso gravísimo.

 El trato vejatorio que ha venido soportanto esta pobre gente ha llegado a niveles de una inhumanidad tal que la ira, pacientemente acumulada y reprimida durante semanas y meses de sufrimiento, ha desembocado en una explosión de cólera liberadora que se ha llevado por delante, reduciéndolo a cenizas, un edificio de 10 millones de euros.
Los encargados de atender a este ejército de futuros cirujanos, ingenieros, filósofos y científicos, no han tenido mejor ocurrencia, en su insensibilidad hacia estos seres de luz, que privarlos, intempestivamente y sin previo aviso, de Nutella. Como lo oyen, ni más ni menos. Su criminal imprevisión y/o malicia ha generado una penuria de crema de chocolate untable, alimento de primera necesidad imprescindible para la calidad de una dieta sana y equilibrada y para la estabilidad emocional de los afectados.
Es la intolerancia que no cesa, el racismo que no decae. Europa no hace lo suficiente para hacerse perdonar sus multiseculares culpas y redimir sus históricos pecados contra el “Otro”, que ahora llama a sus puertas exigiendo justicia, reparación y Nutella.
El futuro se perfila sombrío. Si ahora les mezquinamos la crema dulce a base de cacao, leche y avellanas imprescindible para la buena alimentación del refugiado del tercer milenio, ¿qué podemos esperar de aquí en adelante? ¿Les negaremos a cada uno de ellos una casa con calefacción, aire acondicionado, jardín, garaje y trastero? ¿No les ofreceremos un Mercedes de 24 válvulas o un BMW Gran Coupé recién salido de fábrica? ¿Les exigiremos que trabajen para vivir? ¿Les prohibiremos que violen (en solitario o en grupo) a las mujeres y los niños? ¿Les obligaremos a que se adapten a nuestro inmoral modo de vida y que se sometan a nuestras inicuas leyes? Paremos este derroche de insanidades, que podríamos vomitar de indignación ante tanto despropósito.
¿No tiene Alemania la obligación moral de acogerlos como hijos putativos y satisfacer todas sus necesidades y velar por su bienestar? ¿Por ventura es esta manera decente de tratar a los huéspedes? ¿Qué clase de hospitalidad es ésta? ¿Acaso no son los invitados personales de Mamá Merkel?
Alemania vive todavía bajo la sombra siniestras del nazismo. Mientras cualquier alemán, hijo, nieto o bisnieto de algún miembro de la Gestapo, las Waffen SS o de un kapo de Auschwitz vive a cuerpo de rey y tiene acceso ilimitado a los bienes y servicios que presta el próspero Estado alemán (gracias al expolio del Tercer Mundo) y puede consumir a su gusto y paladar, los refugiados, víctimas de la opresión histórica del hombre europeo, son privados de Nutella, en un acto de crueldad voluntaria y calculada que violenta la conciencia humana.
Con episodios de este calibre, la sociedad alemana firma su confesión de culpabilidad, y reconoce su indomable inclinación hacia el Mal, abundandemente probada en pasadas épocas históricas, que pensábamos sepultadas para siempre. Después de las leyes de Nuremberg, de las cámaras de gas, del gueto de Varsovia, de la Operación Barbarroja…, ¡ahora esto!
Del jabón de judío a la Nutella de los “refugees”, la historia de Alemania está jalonada de crímenes monstruosos, mientras que el pueblo alemán no logra salir de este infernal círculo del odio y la barbarie.
Un clamor se eleva ya en todo el continente desde las conciencias vivas que no se resignan a claudicar ante el racismo: “NUTELLA FOR REFUGEES !”

fuente:  http://www.alertadigital.com/2017/11/04/nutella-for-refugees-unos-refugiados-incendian-un-centro-de-acogida-en-alemania-de-10-millones-de-euros-por-no-servirles-crema-de-cacao/

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