domingo, 22 de mayo de 2016

Un calamar con tentáculos de unos 8 metros de largo


«Un calamar de colosales dimensiones, de una longitud de ocho metros. Navegaba, retrocediendo, a extrema velocidad en la dirección del Nautilus. Miraba con sus enormes ojos fijos de tintes glaucos. Sus ocho brazos o, mejor dicho, sus ocho patas [...] tenían un desarrollo doble que su cuerpo y se retorcían como la cabellera de las Furias.» Así describía Julio Verne el enorme monstruo marino que acechaba a la tripulación del submarino Nautilus en Veinte mil leguas de viaje submarino (1871).
Los calamares gigantes no solo han despertado la imaginación de escritores y directores de cine, también los científicos les han seguido la pista desde hace años. El propio Verne hacía referencia en su obra al avistamiento ocurrido en otoño de 1861 a cargo de la tripulación del barco francés Alecton mientras navegaba por aguas cercanas a la isla de Tenerife, un hecho documentado por la prensa y reflejado en escritos científicos de la época que se cree pudo servir de inspiración al autor.
A finales del año pasado, vecinos de la bahía de Toyama, en Japón, vieron un enorme cefalópodo de más de cuatro metros de longitud cerca de la superficie. Uno de los buzos que se encontraba por la zona se sumergió y logró grabar a la criatura, la cual podría tratarse de un ejemplar deArchiteuthis duxun calamar gigante descubierto en 1857 por el biólogo danés Japetus Steens.
Sin embargo, uno de los hallazgos más misteriosos de los últimos tiempos tuvo lugar en 2007 en el Golfo de México, cuando un vehículo de exploración submarina encontró a 2.400 metros de profundidad una extraña criatura que parecía venida de otro planeta. Se trataba de un enorme calamar con tentáculos de hasta 8 metros de longitud. A diferencia de sus congéneres cuenta con brazos y tentáculos del mismo tamaño, que, además, coloca en ángulo recto, como si de codos se tratasen. Las imágenes constituyen una de las mejores pruebas documentadas de este enorme cefalópodo, que los científicos atribuyen al género Magnapinadel cual hasta ese momento se tenía muy pocos registros de ejemplares adultos. Algunos expertos creen que podrían alimentarse de criaturas del fondo marino que atraparían arrastrando sus largos tentáculos. Otros piensan que simplemente vagan a la espera de que alguna presa caiga en sus tentáculos. Sea como fuere, lo que está claro es que su aspecto resulta poco menos que aterrador.
fuente . http://www.nationalgeographic.com.es/ciencia/actualidad/un-calamar-de-otro-mundo-con-tentaculos-de-unos-8-metros_10374

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