jueves, 19 de mayo de 2016

«MI HIJO VIVE GRACIAS AL GUARDIA CIVIL ANTONIO»


«Cuando llevábamos a mi hijo al centro de salud en el coche, entró en parada. Los ojos se le volvieron, los labios estaban morados y Antonio logró sacarlo adelante al reanimarle. Mi hijo vive gracias al guardia civil Antonio», indica Ágatha Peco Casas, que ayer estaba contenta en el Hospital San Pedro de Alcántara en donde su hijo Aitor está ingresado en la Unidad de Pediatría, en la zona de aislados. 
«Le están haciendo pruebas para ver qué es lo que le pasó, pero está fuera de peligro». Junto a ella su marido José Manuel Barreña.
El matrimonio, con el niño de 20 meses, viven en Ciudad Real, donde él, que es militar, está destinado en la Unidad de Helicópteros de Almagro.
El pasado sábado fueron a un bautizo en Garrovillas de Alconétar. Notaron que su hijo se estaba poniendo malo y decidieron irse a la casa rural en la que se hallaban alojados. A las nueve y media de la noche llegaron al pueblo, ella se bajó con el niño mientras el marido aparcaba y fue entonces cuando el bebé comenzó a convulsionar.
La madre empezó a gritar pidiendo auxilio. Apareció un matrimonio del pueblo: Miguel Ángel Julián y María Ángeles Moreno Caballero, que se ofrecieron a llevar a Ágatha y al pequeño al centro de salud más cercano, a Navas de Madroño. «Fue entonces cuando apareció Antonio - señala Ágatha -, que se ofreció a ayudarnos, ya que él había hecho cursos de reanimación».
Antonio David Pajuelo Agúndez, nacido en Valdefuentes hace 37 años, lleva 10 en la Guardia Civil, y destinado en Garrovillas de Alconétar desde el 2009. «Yo estaba en el cuartel porque entraba a trabajar a las diez de la noche - explica el agente -. Eran las 21.40 horas y escuché un alboroto en la calle. Al salir vi a la madre con el bebé y me ofrecí a ayudarles».
Se fueron al centro de salud de Navas del Madroño, que está a 14 kilómetros de Garrovillas de Alconétar. En el coche del matrimonio viajaban, en el asiento trasero, la madre con el niño y el guardia civil; el padre les seguía en su propia vehículo.
«Es una carretera con muchas curvas - recuerda Antonio -. Puse al niño de lado porque tenía problemas para respirar. Tenía convulsiones. A mitad de camino hizo la parada, dejó de respirar, y fue cuando le hice la reanimación presionándole el pecho. Ayudé al bebé a salir adelante, pero él tenía muchas ganas de vivir».
Llamaron al 112. Cuando llegaron al Centro de Salud el equipo médico no estaba porque había salido a atender una llamada; pero sí había una ambulancia, que les llevó a Malpartida de Cáceres, donde estaba esperando otra ambulancia con UVI, que trasladó a Aitor finalmente al Hospital San Pedro de Alcántara.
El guardia civil volvió a Garrovillas y se fue directamente al cuartel, en donde cumplió su jornada de trabajo. Al día siguiente, el domingo, visitó a Aitor en el hospital. «Le están haciendo pruebas, pero se encontraba bien. Era la primera vez que le ocurría algo así».
Antonio Pajuelo, que ha contraído matrimonio hace poco, no tiene hijos.
Hoy se le seguirán haciendo más pruebas al pequeño Aitor. Los médicos han indicado a sus padres que sufrió una convulsión atípica.
fuente : http://www.aprogc.es/la_guardia_civil/detalle/Mi_hijo_vive_gracias_al_guardia_civil_Antonio

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