domingo, 21 de febrero de 2016

Ingeniería gallega para mover a 300 por hora la mayor peregrinación del planeta


En el año 622 después de Cristo, el profeta Mahoma salió de La Meca en dirección a Medina. Tardó, calculan los historiadores, unos tres meses en cubrir los quinientos kilómetros que separan estas dos ciudades de Arabia Saudí, en pleno verano, en un lugar donde es fácil llegar a los 50 grados.
Aquella huida, la hégira para el Islam, marcó el inicio a las mayores peregrinaciones del planeta. Cada año, entre dos y tres millones de musulmanes llegan a estas ciudades santas. Para hacerse una idea, el Camino de Santiago mueve a unas 250.000 personas; una décima parte.
Esos millones de peregrinos se trasladan hoy, básicamente, en buses, en unas cinco horas en el mejor de los casos. Si nada se tuerce -y hablando de esta obra, eso es bien posible-, en dos o tres años ese recorrido se podrá cubrir en poco más de 120 minutos. A 300 kilómetros por hora. Y gracias a una docena de empresas españolas que están construyendo el llamado AVE del desierto, admitiendo como desierto un extensísimo pedregal en el que es fácil cruzarse con algún beduinos y decenas de dromedarios.
Esa infraestructura, que costará más de 12.000 millones de euroscuando esté finalizada -es una de las mayores obras públicas del planeta-, será realidad, en buena medida, por talento exportado desde Galicia. En el consorcio español participa la constructora ourensana Copasa, que ha movilizado a más de 200 empleados de España, entre ellos medio centenar de gallegos. También ha contratado la comida del campamento de expatriados -a cien kilómetros de Medina- con un cátering de A Coruña llamado Como. Y se ha traído además a una subcontrata de Val do Dubra, Maquisaba, especialista en trabajos a pie de vía.
El resultado del trabajo iniciado hace dos años es ya palpable. Hay 324 kilómetros por los que se puede transitar, en precario, no aún con los trenes que hace Talgo. La constructora gallega se encarga de montar la base de piedra, las traviesas y la propia vía en una parte del recorrido, 239 kilómetros; de ellos, ya tiene listos 160. Además, se encargará de todo el mantenimiento durante 12 años. Para ello ha montado tres bases que se quedarán al cargo de esa futura tarea. A Copasa este contrato le reportará unos 640 millones de euros, de los 6.700 que se lleva el consorcio español. Entre acero adquirido a una firma india, montar la fábrica de traviesas y el taller de soldadura de vía, adquirir locomotoras para ir asentando el recorrido, las bases, el campamento... ya ha invertido unos 70 millones.
Réplica del AVE español
El ferrocarril La Meca-Medina es, técnicamente, igual que uno español. Desde el tipo de vía hasta la distancia entre traviesas, las agujas, las balizas... Hasta dispondrá del sistema especial de frenado ERTMS, ese del que carece aún la línea gallega. Pero todo ello con características adaptadas a un lugar con dromedarios, un intenso calor y unas costumbres y filosofía de trabajo muy diferentes a las que se conocen en Europa.
Entre los primeros que tuvieron que afrontar todo ese cambio para armar lo que vino después está el pontevedrés Daniel Valenzuela, responsable del área administrativa de la empresa en Arabia. Llegó hace ya cuatro años y en España se quedaron mujer e hija. Su trabajo en Yeda y en Riad ha servido para solventar muchas incidencias durante el largo periplo que lleva esta obra, compleja organizativamente (se han montado talleres para las piezas, en lugar de importarlo todo, por ejemplo) y delicada socialmente, al unir las dos ciudades sagradas del islam, vetadas a los no musulmanes. «Aquí todo es muy diferente, viene porque era una gran oportunidad», apunta.
Lo es. Todo un reto de ingeniería para implantar un tren que moverá hasta 160.000 personas en los días clave del Haj, tras el Ramadán, cuando se producen las grandes aglomeraciones en La Meca que dan la vuelta al mundo (aunque peregrinos hay sin parar todo el año). Eso supondrá prácticamente que salga un AVE cada cinco minutos en un territorio que desconoce este medio de transporte. La obra es, en cierto modo, como aquella que cruzó Estados Unidos hace 150 años, el ferrocarril del oeste. Una revolución con un puñado de pioneros llegados del antiguo Finis Terrae.
FUENTE: http://www.lavozdegalicia.es/noticia/galicia/2016/02/21/ingenieria-gallega-mover-300-hora-mayor-peregrinacion-planeta/0003_201602G21P2991.htm?piano_t=1

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