jueves, 31 de diciembre de 2015

LAS PILETAS DE LOS SUEÑOS


En algunos países de habla hispana usan la palabra pileta para referirse a la piscina. Éste no es el caso.
Hoy me gustaría hablarles de las piletas y que en algunos casos también se llamaban lavaderos. Tengo ese fresco recuerdo de las piletas en las casas que viví y que usaba mi madre para lavar la ropa.
Muchas veces cuando me regañaban me escondía en el “cuarto de la pileta” sabiendo que allí pasaba algunas horas al día mi madre.
¿Qué me atraería tanto de aquel cuarto de la pileta?
Viví muchas historias en el “cuarto de la pileta”. Me sentaba con mi perro y le hablaba horas y horas, lloraba con él y le susurraba al oído lo que quería hacer cuando fuera grande y hoy ya soy grande.
Siempre recuerdo cuando escondido en aquel cuarto pequeño con aquella pieza de piedra donde se lavaba la ropa y con olor a jabón le cantaba una y otra vez a mi perro “cuando sea grande voy a viajar por el mundo….”
Hay que tener cuidado con lo que se pide a los perros, ténganlo en consideración o quizás habría que pedir con más tesón y  entonces  aparecen las oportunidades y ZAZ las pillas en su momento o se escapan como el humo.

Para los que no lo sepan todavía una pileta en canarias era una piedra de lavar donde mujeres sacrificadas pasaban horas, frotando con sus manos y contra dicha piedra y con la ayuda sostenida de jabón y agua que fluía del chorro unas veces y otras del balde la ropa para obtener su color original.
También había lugares donde se reunían las mujeres humildes y lavaban juntas incluso comían allí y vestían con una vestimenta muy peculiar, ellas eran las lavanderas, aunque éste no es el caso.
Pues si en el “cuarto de piletas” me apoyaba en la pared con las piernas encogidas al pecho, otras veces me acostaba en el suelo y soñaba horas hasta que escuchaba la voz de mi madre llamándome. Recuerdos dos cuartos de piletas uno en la terraza de mi casa y otro en la azotea. Pasé mucho tiempo alternando entre uno y otro. Se dice que Sandayu Momochi tenía tres casas y tres familias para poder sobrevivir y esconder su identidad durante las guerras feudales japonesas. Yo solo tuve dos cuartos de pileta y aunque no tuve diferentes familias en aquellos cuartos si escondía mi identidad, me sentía a salvo y podía soñar y no les quepa la menor duda que lo hice, SOÑÉ. En aquel momento no tenía la más remota idea pero ya luego con el paso del tiempo me di cuenta que mis sueños, mis ideas, mis alegrías, mis tristezas, mi tiempo a solas lo pasé con mi perro y con la pileta.
Escribo estas líneas y me viene a la memoria aquellos lugares y también su olor.
Cuando desaparecieron estos cuartos aparecieron los aviones y empecé a soñar allí y desde aquellos tiempos me he convertido en un “soñador activo”, sueño, tengo ilusiones y trabajo al ritmo que creo adecuado para conseguirlas y con el objetivo de que cada vez más y más  beneficien a otros seres  en alguna manera, aunque sea a una persona.
No creas que esos cuartos donde escondía mi identidad eran del todo seguro. De pequeño era un poco travieso (me parece que no he dejado de serlo). Un día huyendo del vuelo de la zapatilla de mi madre, que tenía una puntería que no se pueden imaginar corrí hacia… ¿dónde? Hacia el cuarto pero ese día allí había un bicicleta todavía me acuerdo del color de sus hierros (naranja) me engruñé, me escondí y de repente la bicicleta cayó sobre mi pierna y me rompió la tibia y el peroné.
No todos los “cuartos” son seguros SIEMPRE. Recuerdo me llevaron creo a lo que antes se llamaba el “practicante” vamos quien te ponía las inyecciones y era uno de los “pistoleros” más temidos de la ciudad y me enyesó la pierna. No recuerdo el dolor, pero recuerdo que cuando estaba en mi habitación acostado estaba más asustado que un “camaleón sin camuflaje” solo por la bronca que me iba a dar mi padre cuando llegara de trabajar. Solo les digo que recuerdo su cara mirándome desde fuera de la habitación jajajajajajaja.
Sí que era un poco travieso y ¿ustedes no lo fueron?.
Recuerdo aquel día que vi a mi madre con bolsas antes del día de Reyes y aprovechando que salió abrí el ropero, vi que me había comprado unas zapatillas deportivas (me encantaban) , me las puse y salí a la calle. Al solar que estaba al lado (allí donde nosotros resolvíamos los asuntos si muchas tecnologías). Me di un paseo y volví rápido para volver a meterlas en la caja. Cuando vi una mancha en la puntera de una de las zapatillas se me acabaron las fuerzas de restregar para que mi Madre no se diera cuenta.
Y en aquel momento, justo en aquel momento no me acordé de la pileta pero restregué tan fuerte como las lavanderas.
Metí las zapatillas en la caja y me escondí a hablar con mi perro en el cuarto de piletas, obviamente.
Quien sueña libremente pero sin intentarlo demasiado, habla con un perro y se esconde en un cuarto de pileta de vez en cuando algún día verá como la realidad y los sueños son lo mismo.
Creo que voy a traer una pileta a mi vida de nuevo, pero esta vez irá al dojo, a la terraza. Quizás algunas de las maravillosas personas que transitan  el centro pueda esconderse momentáneamente allí y tocando la pileta soñar para que su sueño y realidad sean uno y sin olvidarse de soñar para que este Mundo sea un lugar mejor para las presentes y próximas generaciones.
Con cariño,
PedroFleitasGonzález
www.pedrofleitasbalance.com
www.pedrofleitasbujinkan.com
http://www.ghct-noticias.com/index.php/sociedad/8005-las-piletas-de-los-suenos

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