lunes, 3 de noviembre de 2014

LA MUJER, 25 AÑOS VESTIDA "DE VERDE"


Año 1948. El Cuerpo de Carabineros se integró dentro de la Guardia Civil y surgió la necesidad de disponer de mujeres para llevar a cabo determinadas tareas como los registros corporales, que únicamente podían ser efectuados por ellas y que resultaban imprescindibles para unidades como las del resguardo fiscal del Estado.
Estas primeras mujeres vestían el uniforme de la Benemérita sin divisas, ni armamento y eran llamadas matronas, ya que por lo general habían enviudado de guardias civiles o eran huérfanas de los mismos, y esta labor les permitía seguir vinculadas con el Cuerpo.

Después de varias décadas nació la inquietud en España de abrir las puertas de las Fuerzas Armadas y de los Cuerpos policiales a la mujer, al igual que había sucedido en otros países. Así, en 1988 se promulgó el Real Decreto 
Ley núm. 1 de 22 de febrero, que permitió ese mismo año el acceso a las pruebas de selección a todas aquellas mujeres que sentían que su vocación las encaminaba hacia la Guardia Civil.

Ese Real Decreto era una consecuencia de las Leyes Orgánicas de Criterios Básicos de la Defensa Nacional de 1980-1984 y del Plan para la Igualdad de Oportunidades para la Mujer. En el preámbulo de éste último se establecía que no podían existir en el proceso de selección más diferencias que aquellas derivadas de las «distintas condiciones físicas», que la mujer podría alcanzar todos los empleos militares y que los destinos a ocupar serían los mismos que los de los hombres, salvo los que se derivasen de las condiciones fisiológicas.

De un total de 2.817 aspirantes, en el año 1988 ingresaron 197 mujeres en la Guardia Civil, formando parte de la 94º Promoción.  Entre ellas, cuatro palentinas que en 1989 se incorporaron tras el oportuno periodo de formación y otras han sido las primeras de muchas otras que han seguido sus pasos en la provincia.

Aunque parecía que con su llegada habían superado todos los obstáculos para ser agentes de la Guardia Civil, los inicios nunca son fáciles y en este caso tampoco lo fueron. Al igual que en otros ámbitos, la incorporación de las mujeres a un colectivo netamente masculino tuvo que hacer frente a resistencias al cambio por la ruptura de roles y estereotipos hasta entonces asentados en la sociedad.

Como ejemplos, a su llegada, las instalaciones estaban preparadas para acoger únicamente a hombres, la uniformidad estaba diseñada por y para varones, existía una reglamentación que no hacía referencia a la realidad de la mujer y el conjunto del colectivo no estaba preparado para su llegada. Así, como curiosidad, hay que hacer referencia a la Orden General núm. 54, de 12 de abril de 1989 (BOC. núm. 11), sobre Uniformidad y cuidado personal de la mujer Guardia Civil.

Plantilla

Veinticinco años después de las primeras incorporaciones, derivadas del Real Decreto-Ley 1 de 22 de febrero de 1988, presta servicio en la Guardia Civil un total de 5.107 mujeres en distintas escalas y empleos.

Las fémimas representan un 2,7% de los oficiales, un 2% de los suboficiales y un 7,6% de la escala de cabos y guardias. En la provincia palentina hay 42 mujeres, de las cuales dos son sargentos (hay 110 mujeres con este rango en todo el país).

Representan el 6,6% del total de la plantilla que la Guardia Civil tiene en Palencia y realizan las mismas labores que sus compañeros. Se encargan tanto de la seguridad ciudadana, como de las labores relacionadas con el Subsector de Tráfico o en distintas especialidades.

Gracias al trabajo de muchas personas -hombres y mujeres- durante los últimos veinticinco años, la situación actual es muy diferente a los inicios, ya que se han llevado a cabo diversas modificaciones tanto en el ámbito legal, como en infraestructuras y en cuestiones de servicio.

En la plantilla palentina continúan dos de aquellas cuatro mujeres que abrieron camino en la primera promoción. A día de hoy, la mujer guardia civil más joven de Palencia tiene 28 años, mientras que la más mayor ha cumplido los 52.

Los porcentajes de representación femenina en la Guardia Civil son bajos, aunque en los últimos años han ido en aumento. La plena integración de la mujer en el Cuerpo, sin discriminación alguna y en igualdad, es un objetivo constante de la Dirección General y las propias protagonistas creen que se está logrando.

Un claro ejemplo de la integración de las mujeres en la Guardia Civil es el hecho de que ninguna de las especialidades tiene acceso restringido.

Conciliación

Entre las acciones desarrolladas en pro de  la igualdad real y efectiva entre mujeres y hombres cabe destacar que en 2012 se inició la constitución de un Observatorio para la Igualdad Efectiva entre mujeres. Por su parte, en los programas de las pruebas de acceso y en los planes de estudios de la enseñanza de formación para el ingreso en las diferentes Escalas de la Guardia Civil se incluye un módulo donde se abordan cuestiones relacionadas con la igualdad, con especial énfasis en la Ley Orgánica 3/2007  que aborda específicamente el principio de igualdad y la tutela contra la discriminación,  y el principio de igualdad en el empleo público con  especial referencia a las Fuerzas Armadas y a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.

En cuanto a las retribuciones, en la Guardia Civil no existe ninguna distinción por el hecho de ser hombre o mujer.
En el ámbito de la conciliación de la vida familiar y laboral del guardia civil, además de la regulación existente en este sentido para el conjunto de los empleados públicos, existe una mención expresa en la Ley Orgánica 11/2007, de 22 de octubre, reguladora de los derechos y deberes de los miembros de la Guardia Civil, concretamente en cuanto se refiere al régimen de horario de servicio.

El teniente coronel de la Guardia Civil en Palencia, Calixto Villasante, destaca la «normalidad absoluta» en lo que a la presencia de la mujer en el Cuerpo se refiere. Alaba el esfuerzo de aquellas «pioneras» que abrieron camino y dieron pasos en pro de las generaciones posteriores e insiste en que «hoy en día la mentalidad de las personas es abierta y saben valorar lo importante sin distinción de sexos».

Reconoce que «las mujeres cuando quieren algo se esfuerzan mucho más que los hombres», lo que también les permite saber conciliar cada vez mejor la vida laboral y familiar.

Villasante insiste en que la Guardia Civil es una salida laboral muy interesante, que además ofrece promoción y posibilidades de ascenso. «Aquí se juzga a las personas por lo que hacen, por su trabajo y por la profesionalidad que demuestran en el día a día», asegura.
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