La aventura senderista comienza, paradójicamente, dentro de un vehículo todoterreno, que asciende durante 45 minutos por un camino de tierra a través de una exhuberancia vegetal casi selvática, hasta los 1.400 metros de altitud. Aquí, entre los pinares del noreste de La Palma, sobre las nubes, comienza esta caminata llena de sorpresas que viene a durar unas cinco horas.
Trece túneles
Durante los seis primeros kilómetros, la senda sin apenas desnivel discurre paralela al canal que recoge el agua procedente de los naciente de Marcos y Cordero y atraviesa trece túneles horadados en la roca, de poca longitud (el más largo tiene 312 metros) y poca altura (es recomendable llevar linterna y casco). En alguno de ellos, sobre todo en el número doce conocido como la “lavadora”, el agua se filtra por todas partes, dando una ducha de diversión y frescor al caminante después de un soleado trayecto.
Cascadas en las rocas
Además, las vistas espectaculares sobre las nubes que traen los alisios, los contrastes en las tonalidades de la roca volcánica y el verdor intenso de pinos, fayas, brezos, arbustos de salvia y tajinaste y el sibilante rumor del agua por la acequia suponen un estimulante baño para los sentidos. Y por fin surgen los nacientes como mágicas cascadas en los cortados: primero el de Marcos, luego el de Cordero.
Comienza la segunda etapa
El segundo tramo, que suele durar entre dos horas y media y tres, resulta más dificultoso puesto que en unos cinco kilómetros se desciende por el barranco del Agua un desnivel de casi mil metros. A cambio el sol deja paso a las sendas umbrías y frescas.Y el esfuerzo merece la pena. Según se baja el paisaje cambia: aparecen los musgos y los helechos gigantes, hasta cuatro clases de laureles, los barbuzanos… A menor altitud, cuando la vegetación recibe la humedad de los alisios, atravesamos la frontera entre los pinares y el monteverde, como aquí llaman a la laurisilva. Canarias es uno de los últimos refugios de este conjunto de especies arbóreas que hace 65 millones de años cubría toda la cuenca mediterránea. Los extremos cambos climáticos llegaron casi a extinguirlo.
El bosque de laurisilva
Después de atravesar puentes sobre el cauce del barranco del Agua y asomarse a miradores espectaculares, el denso follaje del Bosque de los Tilos acoge al caminante. Esta es la primera zona de La Palma declaradaReserva de la Biosfera en 1983. Caminar a la sombra de los altos tilos (entre 25 y 30 metros), de hojas verde brillante, es un delicioso colofón a la ruta, que termina en el Centro de Interpretación, donde el vehículo todoterreno recoge al senderista.
La empresa Natour-Travel (www.natour.travel) organiza esta ruta: traslada a los participantes en vehículos todoterreno hasta los 1.400 metros de altitud del comienzo y los espera en el Centro de Interpretación del Bosque de los Tilos. Proporciona cascos y linternas, muy útiles para atravesar los túneles. Además, toda la ruta se realiza con un guía entusiasta y gran conocedor de la zona.
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