El gobierno ha anunciado la adquisición a Navantia de dos Buques de Acción Marítima (BAM) para la armada española por un importe de 400 millones de euros. No es una noticia que deba sorprender a nadie, pues las adquisiciones de armamento a que nos tienen acostumbrados el gobierno, tanto en la etapa del PSOE como del actual PP, no han obedecido a ninguna planificación sobre las necesidades estratégicas del Ministerio de Defensa, sino que son fruto de una decisión política para contentar no se sabe bien a quién. Si a la empresa adjudicataria de las armas o quizás a los trabajadores y sindicatos que reclaman carga de trabajo para que no se produzca un ERE. Quizás el mas sorprendido sea el propio Ministerio de Defensa que ve aumentada su dotación de BAM sin haberlos solicitado, pues ya disponía de cuatro buques de esa categoría, sobre todo cuando, debido a los recortes presupuestarios, no dispone de recursos para hacer operativas sus fuerzas armadas y en especial los buques de la Armada.
Pero además, estás dos nuevas adquisiciones irán a cargo de los Programas Especiales de Armamento (PEA), pues para financiar los BAM se recurrirá de nuevo al mismo rocambolesco sistema del resto de los PEA: el Ministerio de Industria donará créditos a cero interés a retornar no se sabe cuándo (la mayoría son a 20 años) sin saber cuándo se devolverán. Recordemos que en los 16 años que llevan gestionándose los PEA, Industria ha insuflado créditos por 16.000 M€ que no han sido devueltos. ¿Por qué? Pues porqué se ingenió una metafísica operación triangular: Industria daba créditos a las empresas militares en concepto de I+D como adelanto, cuándo se sirven las armas Defensa las abona, descuenta los créditos concedidos y los reembolsa a Industria. En definitiva, las empresas han cobrado, pero el Tesoro Publico no, pues Defensa no ha reembolsado los créditos y adeuda esos 16.000 M€, además de tener que hacer frente a otros 15.000 M€ por los compromisos adquiridos con las empresas que fabrican los PEA. Es decir, para hablar en plata, una parte de la enorme deuda y del déficit público español proviene de la adquisición de armamento y de sostener empresas deficitarias como Navantia.
Recientemente, entre 2006 y 2012, se habían adquirido cuatro unidades BAM, uno de proyección estratégica (buque insignia de la armada), cuatro fragatas F-100 y una de F-105, además están en fabricación cuatro buques de aprovisionamiento BAC y cuatro submarinos S-80. La pregunta del millón es: ¿Cuáles son los riesgos y amenazas a que se debe hacer frente para adquirir esta flota de buques de guerra? La mayoría de esos grandes programas de armas, como también los EF-2000, blindados Leopard y Pizarro, helicópteros, etc. no obedecen a ninguna programación estratégica y no se sabe para que serviran. Una vez mas se trata de satisfacer las peregrinas demandas del complejo industrial militar español, a los que ahora se debe añadir a los comités de empresa de Navantia.
Fue triste ver la foto de los sindicatos y de los dirigentes de IU celebrando la noticia del encargo. Esos dos buques darán carga de trabajo para dos años y en 2016 volveremos a estar en el mismo lugar de hoy, o ERE o nuevos buques de guerra. Para cuándo el debate y los estudios pertinentes para la conversión y planificación de las zonas industriales que ocupan unos astilleros que consumen recursos públicos que dedicados a otros menesteres crearían mas riqueza para toda la población.
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