domingo, 22 de diciembre de 2013

El mundo a pie




El periodista Paul Salopek emprende un viaje de siete años a pie desde África hasta Tierra del Fuego tras los pasos de nuestros inquietos antepasados.

Andar es caer hacia delante. Cada paso que damos es una caída que detene­mos a tiempo, un fracaso que evitamos, un desastre que sorteamos. Por eso caminar es un acto de fe. Lo repetimos a diario: un milagro en dos compases, un balanceo yámbico, una alternancia entre contenerse y dejarse ir. Durante los próximos siete años me precipitaré por el mundo.
Estoy de viaje. Voy en pos de una idea, una historia, una quimera, quizás una locura. Persigo fantasmas. Partiendo de la cuna de la humanidad en el Gran Rift Valley de África oriental, pienso recorrer a pie la ruta que siguieron nuestros antepasados para descubrir el mundo hace por lo menos 60.000 años. Ese sigue siendo con diferencia el mayor de nuestros viajes. Pero no porque nos abriera las puertas del planeta, sino porque aquellos primitivos Homo sapiens queabandonaron por primera vez el continente original, aquellos nómadas pioneros que en total no sumaban más de un par de cientos de individuos, nos legaron las cualidades más sutiles que hoy asociamos con el ser humano: el lenguaje complejo, el pensamiento abstracto, el impulso artístico, el genio para la innovación tecnológica y la actual diversidad racial. Sabemos muy poco de ellos. Cruzaron el estrecho de Bab el-Mandeb, la «puerta de las lamentaciones» que separa África de Arabia, y en apenas 2.500 generaciones –un abrir y cerrar de ojos en términos geológicos– ocuparon hasta el más remoto de los rincones habitables de la Tierra.

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