lunes, 15 de abril de 2013

La Consejería de Sanidad o cómo favorecer a los "amigos" en detrimento de los enfermos grancanarios


La Consejería de Sanidad, cuya consejera se deja manipular por su staff más inmediato, y probablemente por la influencia de ATI en Tenerife, ha decidido tomar una serie de medidas que perjudican notablemente a los usuarios de la sanidad pública canaria de los municipios de Santa Lucía, San Bartolomé y Mogán, en la isla de Gran Canaria.

La Consejería que dirige Brígida Mendoza, ha decidido, recientemente, eliminar las urgencias que se pudieran dar en el Hospital Comarcal de Meloneras.
 Esta medida, es la última de las que toma la Consejería de Sanidad con el ánimo de presionar a la sociedad que regenta el Hospital comarcal de Meloneras, con el único fin de que esa empresa cierre sus puertas, asfixiándola desde el punto de vista económico y poder así, de esta forma, darle vía libre a una empresa de Tenerife, Hospiten, cuya máxima representatividad la ostenta el empresario tinerfeño Pedro Luis Cobiella.
 Esta empresa tinerfeña, Hospiten, y la persona más representativa de la misma, repetimos, Pedro Luis Cobiella, gestionan más de una decena de hospitales en el archipiélago, en la República Dominicana y en Méjico y cuya vinculación con los que fueran presidentes de Canarias, Manuel Hermoso y Adán Martín, debiera estar enmarcada en lo que, probablemente, y en mi opinión, pudiera considerarse un tratamiento político de favor.
 Hace ocho años informábamos a los grancanarios sobre este asunto cuya breve historia es la siguiente:
 1.-  El Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana saca a concurso en 2002 un hospital en Meloneras, sobre terreno público, por lo tanto público en toda su extensión, al que concurren Clínica San Roque, IDC Recoletos asociado con un grupo local, y el grupo Hospiten de Pedro Luis Cobiella, en aquel momento, y probablemente ahora también, con importantes relaciones con la Presidencia del Gobierno autónomo y relevante persona de Tenerife (presidente de ASHotel, organización turística tinerfeña y presidente de la Asociación de Clínicas de Tenerife).
 2.- En 2003 se adjudica el concurso a Clínica San Roque, S.A. y Hospiten impugna el resultado del concurso en la Sala de lo Contencioso Administrativo.
 3.- El Grupo Hospiten, antes de acudir al concurso, ya se había hecho con la gestión de la Clínica Roca, situada en San Agustín.
 4.- La Clínica Roca, nunca antes del concurso, había estado concertada con el Servicio Canario de Salud.
 5.- Desde que se adjudica el concurso a Clínica San Roque, el Servicio Canario de Salud concierta diversos servicios con la Clínica Roca.
 6.- En aquel momento, el Servicio Canario de Salud, comunica por escrito a la Clínica San Roque, que no considerará su Hospital del Sur como una institución concertada o dependiente del mismo, teniendo claro que concurrirá en el mercado sanitario como una clínica cualquiera.
 7.- En aquel momento, el grupo Hospiten no funcionaba con sus Clínicas en el mercado sanitario como un centro privado más, ya que sus hospitales eran los únicos de todo el archipiélago que tenían concertadas las urgencias.
 8.- De esta forma, las urgencias se convertían para Hospiten en los canales de clientela rentable, ya que podían derivar a los hospitales públicos los procesos ruinosos y guardar para sí los rentables.
 9.- En aquellos momentos, ya ha llovido desde entonces, la Consejería de Sanidad sostenía, en todos los idiomas, que no tenía previsto concertar servicios con el Hospital de Meloneras, negándole a los ciudadanos del sur de Gran Canaria las prestaciones de servicio que sí concedía a los del sur de Tenerife.
 10.- En aquellos momentos, también el Servicio Canario de Salud, y después de haber sido adjudicado el concurso de Meloneras -para cuyo hospital se pensó muy profundamente la concesión de autorización- autorizó al grupo Hospiten, otra Clínica en Puerto Rico.
 Desde aquella fecha hasta ahora, la Consejería de Sanidad, o lo  que es lo mismo, el Gobierno de Canarias, ha tratado de estrangular económicamente a la empresa grancanaria que construyó, equipó y gestiona en la actualidad, el Hospital de Meloneras, con el único fin, en opinión de quien esto escribe, de favorecer el cierre del mismo para que, posteriormente, Hospiten se pudiera hacer con la gestión del mencionado hospital. Y esto no es una afirmación gratuita.
 En un informe de auditoría de la empresa KPMG, auditoría que pertenece a la Clínica Roca, y a la que ya me he referido anteriormente, propiedad del grupo Hospiten, se dice lo siguiente “no obstante, la sociedad no ha considerado necesario registrar provisiones adicionales, al considerar que generará en el futuro flujos de caja superiores a su valor neto contable, pues como así detalla la nota 6b) de la memoria adjunta, es intención de la Sociedad abrirlo para atender a pacientes privados y de aseguradoras que captará de otro hospital situado en Meloneras, próximo al Hospital Puerto Rico, concesionado por el Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana, a un competidor de la Sociedad en la licitación, sobre cuya concesión, Grupo Hospiten, al que pertenece la Sociedad, ha presentado recurso ante los tribunales de justicia, solicitando su anulación y posterior convocatoria de licitación para su concesión y gestión. En ese sentido, los Administradores y asesores jurídicos del Grupo considerarán probable que los tribunales de justicia fallen a su favor, cancelando la concesión y convocando un nuevo concurso público del que consideran será adjudicatario Grupo Hospiten…”, o lo que es lo mismo, el Grupo Hospiten es capaz de poner en su informe de auditoría que va a ser el adjudicatario de  futuro, porque, muy probablemente sus conexiones con el Gobierno de Canarias, así lo propicien.
 Pero, si además, la Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias, estrangula desde el punto de vista económico, a los actuales concesionarios, todo será más fácil para el grupo tinerfeño, aunque quienes salgan perjudicados sean los enfermos del sur de Gran Canaria.
 En los próximos artículos detallaremos cómo la gestión de la Consejería de Sanidad, además, está dilapidando recursos públicos y aumentando las listas de espera y como el sectarismo más puro y duro pone en peligro, no sólo a una empresa grancanaria, sino a los enfermos del sur de la isla de Gran Canaria.

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