Me declaro fan de Brad Pitt. Del actor, que es al único que conozco. Varias de sus
películas las he revisionado y lo volveré a hacer. Les cito algunas a modo de homenaje: la
irónicamente inclasificables “Malditos bastardos” (Quentin Tarantino, 2009), la contundente y
radical “El club de la lucha” (David Fincher, 1999), la holocáusticamente premonitoria “12
monos” (Terry Gilliam, 1995), el icónico thriller “Seven” (David Fincher, 1995); pero, para mí, la
que tiene uno de los mejores guiones de su carrera es “Babel” (Alejandro González Iñárritu,
2006) a la que le robaron el Óscar a la mejor película con aquella tediosa “Infiltrados” de
Martin Scorsese.
Aquí en Gran Canaria rodó “Aliados” (Robert Zemeckis, 2016), un borrón en su
filmografía y en la del uno de los directores que está en el TOP-5 de mis preferidos actuales.
Pero, los que lo conocieron en esa estancia en la isla, lo confiesan como una persona agradable
y cercana con los compañeros de rodaje. Aunque, como toda la persona expuesta
mediáticamente, hay mucha literatura acerca de sus excentricidades y se suele juzgar “de
oídas” y sin saber las causas de los hechos. A esto se le llama, descontextualizar y está muy de
moda en el periodismo actual, especialmente en el amarillista. Y a Brad se le juzga mucho. Yo,
como no ceno con él todos los días, me ciño a hablar de sus trabajos y que es donde le veo
enérgico. Sigue siendo un “guayabo” que ya llegó a los 60 con total plenitud. A mí me toca el
año que viene, y tampoco lo llevo mal. De verdad, que para mí es uno de los mejores actores
de Hollywood. Domina el drama, la intensidad, la comedia, la superficialidad romántica y lo
que se le ponga. Ha tocado todos los palos y casi todo genial. Su manager le elige a la
perfección los papeles.
Después del despropósito de mi querido Tarantino “Érase una vez… Hollywood” (que,
paradójicamente, le valió su único Óscar al Mejor Actor de Reparto) , la última película suya
que vi fue “Bullet train” y me resultó un producto ingenioso con el que pasar dos horas bien
entretenido. Es una pena que muchos se ocupen más de sus devaneos amorosos o sus
“trifostios” con su esposa Angelina Jolie y sus hijos. Ahora, soltero y “buenorro”, sigue
acaparando portadas y noticias en plena forma y tratando de sacar a su prole adelante,
aunque alguno piense que no lo está haciendo demasiado. Que el tiempo le evalúe sus
acciones, porque, lo que es a su físico, lo ha juzgado con mucha benevolencia.
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