A nuestros “amados políticos” no les duelen prenda cuando de pedir el voto se trata. En esos momentos prometen y prometen hasta lograr que alguien se trague esa rueda de molino en la que se convierten tantas mentiras.
Sin embargo, en este caso de promesas incumplidas hoy toca tirar de las orejas a nuestros mandamases canarios, a estos que se pavonean por todos los medios hablados o escritos de todo lo que hacen o van a hacer por nuestras ocho islas.
Entre todas sus promesas pocas son las veces en las que hablan de la gran falta de hospitales en las islas, sobre todo en las no capitalinas. Las personas que habitan en ellas se ven obligadas a trasladarse a Gran Canaria o Tenerife, para recibir tratamiento ontológico, diálisis o cualquier tratamiento que precisen.
No quiero imaginar lo que para ese paciente significa el trasladarse cada día o semana al lugar donde recibe las terapias recomendadas por su médico, a lo que hay que añadir tener que dejar su hogar para estar en viviendas alquiladas o en la habitación de un hospital capitalino dejando atrás a su familia.
Muy de vez en cuando alguno de estos políticos sacan a relucir este tema pero lo hacen con la boca chiquita, pues al final todo queda en agua de borrajas sin que se vea un atisbo de buenas intenciones, o lo que es peor no se les ven hablar de nuevos y necesarios hospitales en nuestras queridas islas pequeñas.
Con respecto al turismo todo es diferente, en este tema no les duelen prendas para llenar a nuestras islas de más cemento llegando a destrozar la belleza de un paisaje del que todos gozábamos.
Pero, ahora son otros los que disfrutan y se enriquecen, personas que nos llegan de tierras lejanas haciendo sus negocios y llevando el dinero para su país.
Son pocos los políticos que hablan de esta barbarie que están haciendo con nuestras islas… y es que, amigo lector, de este expolio poco o nada se habla pues el dinero es dulce como la miel y como ella algo se nos pega.
No ocurre lo mismo con los hospitales que tanta falta y necesidad hacen para el bien de todos, en especial para los enfermos.
Mary Almenara.
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