Lo de unas elecciones en pleno mes de julio cuando el calor ha llegado hasta los 40g o más, solo se le
puede ocurrir a un narcisista como el señor Sánchez.
A él solo le importa mirar su ombligo y decirse que guapo soy y cuanto mando pero, lo que nos gustaría a
la mayoría de los españoles es que se ponga delante de una cámara de televisión y confiese lo que nos ha
costado este capricho casi dictatorial.
Para empezar la cantidad de nuevas papeletas, que la gran mayoría irá a parar a la basura, el sueldo de las
personas que han pasado el día tras las mesas electorales más los bocadillos.
Sin embargo lo que nos va a dejar en bragas es la gran cantidad de aparatos de aire acondicionado o
ventiladores a esto hay que sumar los miles de litros de agua para paliar la sed y el calor tan sofocante.
Y no estoy contando los viajes de un lugar a otro para hacer la campaña a los que habría que añadir los
vuelos de un lado para otro.
Pero a él, todos estos gatos cuando apenas ha pasado un mes de las autonómicas, le traen al pairo pues lo
único que le importa es mirarse su ombligo.
Mary Almenara.
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