Lo de este ayuntamiento es de historias para no dormir. Siempre pensé que los coches que ya no se usan pasan a un deposito de chatarras y lo más lejos posible de la vista de los ciudadanos, pero en este pueblo, somos diferentes y hacemos las cosas como nos sale de la pandereta.
En verdad no lo hacemos nosotros ya que no tenemos capacidad legal para ello, desgraciada y vergonzosamente, lo lleva a cabo el mismo ayuntamiento sin que se le caigan los anillos ni la cara por este acto tan fuera de toda lógica.
Paso a contarles el motivo de mi asombro y vergüenza ajena. Por motivos personales estoy acudiendo a la trasera de la estación de guaguas.
Los primeros días no llegué a imaginar el por qué en ese lugar se encontraban tantos coches aparcados en batería.
En mi ignorancia pensé que estos coches eran propiedad de los trabajadores de Global o de los de Cruz Roja, quienes tienen unos cuartos reservados para los trabajadores.
Cual no sería mi sorpresa cuando, acercándome para curiosear me doy de cara con unos coches a los que solo les queda el nombre, ya que el tiempo que llevan expuestos a las inclemencias del tiempo les ha pasado factura y presentan herrumbre por todos los lados.
Hay están ellos enseñando lo que un día lucio allá por donde iba y que ahora son sombras de lo que fueron. A más de uno le ha desaparecido el capó, con lo que podemos ver un motor que aún conserva la batería, pienso que tal vez hacen uso de ello para remendar el propio.
Sin embargo lo que más me llamó la atención es que entre tantas marcas y modelos, se encuentran también coches de policía.
Por lo visto y el estado en que se encuentran, esto no es de ayer.
Mary Almenara.
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