El ‘sombrajo’ al que hace referencia es un resguardo que solía construirse con ramas, mimbres y palos y que servía para resguardarse del sol en días muy calurosos. Bajo ese techo los jornaleros podían refrescarse, beber o comer algo y descansar un rato del duro trabajo del campo.
Algunas eran las ocasiones en la que dicha construcción solía ser muy enclenque y cualquier golpe o ráfaga de viento podía tirarlo abajo, por lo que, en las ocasiones que esto ocurría, la decepción de quienes estaban deseando cobijarse en su sombra era enorme.
Por tal motivo no se tardó en utilizar expresiones como ‘Caerse los palos del sombrajo’, ‘Caérsele a alguien los palos del sombrajo’ o ‘Se me han caído los palos del sombrajo’, para referirse a una tremenda decepción por algún asunto.
Fuente de información. Ya está el que todo lo sabe
Mary Almenara.
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