Anunciaste tu llegada con las contracciones del que desea nacer poco te costó brotar de las entrañas de tu madre tierra.
Te esperamos con temor, angustia y miedo no como al niño que recién nace llenando a todos de gozo y alegría.
Hiciste tu entrada entre cortinas de negro humo y largas lenguas de fuego que suben al cielo celebrando tu poder sobre el hombre.
Tus vecinos se marcharon lejos para no ver tu rostro donde reflejas odio, desazón y muerte.
En tu llegada no repicaron campanas solo se escucharon oraciones que volaron al cielo implorando que pronto vuelvas a las entrañas desde donde nunca debiste salir.
María Sánchez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario