jueves, 22 de julio de 2021

Es una emergencia. Climática

                                          2019, el año de la emergencia climática - ES | Greenpeace España

Greenpeace

En mitad de esta emergencia sanitaria, no podemos cerrar los ojos ante lo que está pasando con otra emergencia, la climática: olas de calor históricas en Norteamérica, inundaciones devastadoras en Alemania, Bélgica y China, grandes incendios en los bosques de Siberia o el oeste de Estados Unidos que llevan ardiendo durante semanas

, episodios de calor intenso en España, tornados inusuales en la República Checa, etc. Los fenómenos climáticos extremos se muestran en toda su crudeza y están provocando auténticas tragedias humanas y ambientales en todo el mundo.

 

Nos aproximamos a un punto sin retorno. La ciencia nunca ha sido más clara y el momento de reducir las emisiones es más urgente ahora que nunca. Lo que más sorprende es que, ante este escenario apocalíptico, hay quienes siguen haciendo negocios sucios con los combustibles fósiles como el gas, el carbón y el petróleo, que están en el origen del problema.

 

Empresas y gobiernos siguen con su cínico lavado de imagen verde o greenwashing, llenando sus discursos y su publicidad engañosa con conceptos como sostenibilidad, energías renovables, neutralidad climática o economía circular. Pero la realidad es bien distinta: estas mismas empresas siguen perforando, incluso el fondo marino, para extraer petróleo y gas; sus oleoductos y gasoductos siguen transportando estos combustibles fósiles y sus centrales siguen quemando gas fósil. Un modelo que provoca más cambio climático y más desastres ambientales, como el reciente accidente en una plataforma de extracción de gas en el Golfo de México que llegó a incendiar el mar.

 

juan carlos: ningún país está preparado para afrontar las consecuencias del cambio climático, ni siquiera los más ricos. En el mundo que queremos dejar a las generaciones futuras, no hay cabida para estos fenómenos meteorológicos extremos que están azotando países enteros y cobrándose cientos de vidas humanas y millones de euros en daños materiales.

¿Cuánto vale la vida de las personas y las miles de especies que habitan nuestros bosques y océanos? Para las empresas contaminantes, nada. Al contrario, la explotación de los recursos naturales les supone a las grandes corporaciones muchos beneficios económicos y no están dispuestas a renunciar a ellos.

 

juan carlos, si algo nos ha enseñado la pandemia es que el precio de la destrucción del planeta y la alteración del equilibrio natural también lo estamos pagando nosotros. Pero no estamos dispuestos a seguir pagando por los intereses económicos de unas pocas empresas contaminantes.

 

El fin de los combustibles fósiles y la transición energética a las energías renovables es posible y debe hacerse ahora. Desde Greenpeace vamos a seguir denunciando la responsabilidad de las empresas en la crisis climática y exigiendo al Gobierno que legisle para estar a la altura del problema al que nos enfrentamos y proteger a la ciudadanía de los peores impactos del cambio climático.

 

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