Mary Almenara.
Hay personas que tienen bien claras las ideas desde que son muy jóvenes. Unos pueden lograr que sus sueños se hagan realidad mientras que a otros esos sueños se quedan en meras nubes de humo por mucho interés y empeño que pongan en ello.
Gertrude B Elion fue una niña que a los quince años ya sabía hacia donde encaminaría sus estudios y su vida. Apenas era una niña cuando, viendo padecer a su abuelo a consecuencia de un cáncer, vio muy claro lo que quería estudiar por lo que se decidió por la rama científica, concretamente la química.
Gracias a su firme determinación y perseverancia luchó contra las trabas que le ponían por el hecho de ser mujer. Comenzó a estudiar química con tan solo quince años estudio que pudo cursar gratuitamente gracias a su buen expediente académico.
En 1929 y tras la quiebra económica que afecto a su familia se vieron imposibilitados para continuar costeando los estudios de la niña en la universidad, pero las dificultades la siguieron después de abandonar la universidad ya que tras la crisis no había mucho trabajo y menos para las mujeres científicas que tenían lo más restringido por aquel entonces.
Tal era el comportamiento machista de aquella época, aunque hoy no existe un gran cambio, que fue rechazada en un trabajo por temor a que distrajera a los trabajadores que, por supuesto, eran hombres sin embargo, esto no le restó sus deseos de continuar estudiando por lo que decidió dedicarse a la enseñanza a la vez que trabajaba como ayudante en un pequeño laboratorio… esto le proporcionaba algo de dinero para seguir estudiando y adquirir el postgrado.
Su fuerza de voluntad y hacer realidad sus sueños la llevaron a estudiar un máster de química en la universidad, era la única mujer que había en dicha universidad. Para costearse los estudios trabajaba de mañana como recepcionista en un consultorio médico y por las tardes como profesora de química y física, dedicaba las noches y fines de semana a estudiar.
A pesar de sus esfuerzos por terminar la carrera vio morir a sus dos seres más queridos, por un lado su abuelo, y a su novio por una infección sin poder hacer nada para ayudarlos.
Aunque sufrió estas pérdidas le quedó la inmensa satisfacción de llegar a ser una gran científica.
Mary Almenara.
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