Artículo de Antonio Estupiñán Sánchez.
A
nivel general conviene recordar que los gases contaminantes, la
proliferación de los incendios así como los múltiples residuos a los
océanos por las grandes industrias están cargándose lentamente nuestra
atmósfera terrestre llegando incluso más allá de la estratósfera, esto
naturalmente conlleva el calentamiento global de uno a tres grados y
haciendo que los polos se derritan con el consiguiente peligro de la
elevación de las aguas del mar y sus lamentables consecuencias a los
seres humanos que vivan en zonas costeras. De nada sirven las
conferencias mundiales por el cambio climático si a su término nunca
solucionan nada de cara al incierto futuro medioambiental que ya lo
estamos padeciendo y donde la climatología en general advierte la
expansión desértica, la escases de lluvia y en sentido contrario la
proliferación de grandes trombas de agua, tormentas tropicales y
huracanes con el consiguiente reguero de calamidades y vidas humanas.
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A nivel
local en la isla atlántica de Gran Canaria (especialmente en la comarca
del sureste que abarcan los municipios de Agüimes, Ingenio y Santa
Lucía de Las Tirajanas) el pasado invierno de 2.019 / 2.020 ha
resultado ser el "más seco, uno de los más caluroso y el que más polvo
en suspensión hemos padecido en los últimos cien años (1.920 / 2.020)".
La climatología asociada a la meteorología ha dado un serio traspiés a
esta comarca del sureste en régimen de lluvias. Es bien cierto que en
los últimos cien años han tenido años lluviosos sobre todo entre 1.920
hasta 1.960, a partir de ésa década hasta este pasado invierno las
lluvias han ido cada vez a menos y de no ser por el milagro de las
potabilizadoras los habitantes de esta isla turística y especialmente
los habitantes comarcales del sureste lo hubiésemos pasados "canutas".
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LOS CÍCLOS LLUVIOSOS Y LAS SEQUÍAS
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Sobre el
tema de las lluvias hemos de recordar al que fuera paisano Carrizalero
Agustín Ramírez Alemán donde un servidor y articulista lo entrevistó en
1.991 y nos recordó que fue testigo de aquel famoso temporal de viento y
agua en el mes de enero del año 1.926 y donde también lo hizo saber en
un libreto titulado "Carrizal, Apuntes para la historia", Agustín
Ramírez Alemán nos dijo que aquel mes estuvo una semana de lluvias muy
fuertes del sur que según los expertos de la época sobresalía los 500
litros por metro cuadrado de lluvia por tal motivo catastrófico se
desbordaron los barrancos comarcales de Guayadeque, Los Aromeros, Balos
y el de Santa Lucía de Tirajana, fue tal el agua caída que el
Guayadeque estuvo cerca de tres meses con un gran caudal de agua
cristalina por su cauce.
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En la
década de 1.950 también hubo fuertes lluvias del suroeste (rompiendo los
badenes de Agüimes y Carrizal respectivamente) dejando los almacenes
del empaquetados del tomate (especialmente al almacén principal de el
exportador Juliano Bonny Gómez en Las Majoreras) se quedó sin fruta
durante varios días por la destrucción de los mencionados puentes y el
gran caudal de agua que llevaba no dejaban pasar a los camiones
cargados con cajas de tomates de los cultivos tomateros que venían del
sur de la isla. En esa década vinieron los primeros avisos de años de
sequía y polvo en suspensión sahariano así como las célebres invasiones
de langosta que hicieron "mella" en todos los cultivos del sureste
(1.954 y 1.958). Sobre la climatología hemos de mencionar al que fuera
gran meteorólogo Antonio Naya (Aeropuerto de Gando 1952 / 1970) que
también colaboró en sus predicciones del tiempo en la entonces "Radio
Atlántico" donde reiteró en muchas ocasiones que Canarias de cara al
futuro iba a sufrir mucho en la escases de agua de lluvia por culpa de
los tiempos desfavorables del caliente y cercano desierto del Sahara.
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INVIERNO 2019 / 2.020 PARA OLVIDAR
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Exponer
criterios meteorológicos y climatológicos en los últimos 40 años en la
comarca del sureste llenaríamos muchos páginas pero ha quedado
demostrado que el pasado invierno 2.019 / 2.020 ha sido para esta
mencionada zona comarcal como el más seco, caluroso y donde se recibió
en más de veinte ocasiones la embestida del fatídico "polvo en
suspensión sahariano" teniendo incluso en una de las ocasiones que
cerrar todos los aeropuertos de las islas ante la densidad y escasa
visibilidad polvorienta provocada por lo que en África se les conocen
como el "Simún del desierto". La mayoría de los canarios sufrimos en
este pasado invierno lo nunca visto en polución contaminante en
suspensión, esto añadido a las mínimas lluvias que cayó en Gran Canaria
siendo la comarca del sureste la zona menos beneficiada de la tan
necesaria agua de lluvia invernal no sufriendo necesidades gracias a
las distribuciones de aguas de mar potabilizadas que nos alivió y
solucionó las máximas necesidades de nuestra población, si tuviéramos
que depender del agua de lluvia del cielo, parte de nuestra población
tendrían que emigrar, menos mal que tenemos una privilegiada zona de
vientos alisios donde los parques eólicos de energías renovables nos
producen electricidad y solución al presente y el futuro, hecho
defendido en incontables ocasiones por el que fuera entonces gran
alcalde de Agüimes y hoy presidente del Cabildo Insular de Gran Canaria
Antonio Morales Méndez.
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