La actuación de la noche del viernes de Iván El Bastonero en el Teatro Juan Ramón Jiménez de Telde no pudo ser mejor, pasamos las mejores horas de risa jamás imaginadas, más de uno salimos con un dolor de mandíbula, no nos habíamos terminado de reír de una de sus batallas y ya nos estaba cayendo otra. Desde que entró por la puerta grande hasta que terminó fue un sin parar de reir. Lo mejor de todo es que, todo lo que contaba y de lo que reíamos es el día a día de cada uno de nosotros los 365 días del año, con las distintas puertas que fue relatando, empezó por la Navidad, San Valentín, Semana Santa, Vacaciones y para finalizar la vuelta al cole. Otra de las cosas que me encantó es su cercanía hacia todos los asistentes y que demostró que cada uno es como es y no debemos tener complejos y reírnos de nuestros defectos, que como dijo, debemos disfrutar de la vida y que por una hora de llanto tengamos siete horas de risa.
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