Autora:
Mary Almenara
Asimilar los
tristes momentos que hemos tenido a causa de los incendios acaecidos en nuestra
isla, no es tarea fácil para nadie y, mucho menos para las personas nacidas en
nuestro terruño.
No menos triste
es ver y oír las noticias que traspasa el corazón de cualquier persona bien
nacida, cuando conocemos el triste echo de saber, que una vez más, una mujer ha
sido violada.
Pocas cosas
producen tanta felicidad como ver la risa de un bebé cuando aún ni siquiera
está preparado para balbucear una palabra, sin embargo, es capaz de sonreír
cuando apenas ha cumplido los cuatro meses de edad.
No pensemos que
el reír es simple y llanamente emitir unos sonidos, cada cual de manera diferente,
y, en ocasiones incluso llorar a consecuencia de la risa. La risa produce en
nuestro organismo reacciones que muchas veces desconocemos. Al reírnos nuestro
cerebro ordena la segregación de endorfinas, sustancia que tiene propiedades
parecidas a la morfina, lo que provoca alivio en el dolor a la vez que nos
ayuda a prevenir la depresión.
Podemos observar
cómo cuanto más jóvenes se es más propenso somos a reír, a veces incluso sin
motivo aparente. Desgraciadamente a medida que nos hacemos mayores vamos
perdiendo ese don de la risa, con lo que nos perdemos a su vez, la gran
cantidad de beneficios que nos aporta.
Cada vez con más
frecuencia se practica la risoterapia en colegios, centros para adultos o
Asociaciones Vecinales. Practicar la risoterapia no solamente nos hace reír, en
ocasiones también, nos hace echar fuera problemas emocionales que llevamos
encasillados en nuestro corazón y que parece aprisionarnos desde dentro.
Dejémonos llevar
por la espontaneidad de la risa, de la carcajada incluso. No dejemos de ver el
lado cómico de las cosas y riámonos de nosotros mismo.
Pues como dice
el humorista Florido. “Ríanse consio”
No hay comentarios:
Publicar un comentario