jueves, 2 de mayo de 2019
Guardianes de nuestra herencia natural
Opinión
Maspalomas News ofrece a sus lectores un artículo de opinión de Antonio Morales Méndez, presidente del Cabildo Insular de Gran Canaria
Gran Canaria acogió en la primera semana de abril el V Congreso Nacional de Agentes Forestales y Medioambientales, que centró el debate en el papel protagonista de los agentes de Medio Ambiente como salvaguardas del patrimonio natural.
El Paraninfo de la ULPGC sirvió de punto de encuentro para más de 250 de agentes de todo el Estado, además de profesionales de Portugal, Italia y Alemania y de Gordon Miller, Presidente Honorífico de la International Rangers Federation, la organización mundial de agentes forestales y medioambientales. Su celebración en nuestra isla supuso una buena ocasión para reconocer nuestra naturaleza excepcional, con una importante diversidad de ecosistemas y multitud de especies endémicas. La singularidad y belleza de Gran Canaria, su fauna, su flora y su geología, justifican que una zona importante de la isla sea Reserva de la Biosfera y que estemos iniciando los trámites para la declaración de un Parque Nacional en las zonas más emblemáticas de la isla. O que estemos intentando conseguir la declaración de Patrimonio de la Humanidad para Risco Caído y los Espacios Sagrados de Montaña de Gran Canaria. Sin duda, estos retos requieren el liderazgo, la experiencia, la preparación y el amor a la tierra que los Agentes Forestales y Medioambientales han demostrado.
Este Congreso nos ayudó a reflexionar sobre las funciones de los agentes de medio ambiente como policía mixta de naturaleza administrativa especial y judicial genérica, sobre su papel como parte de los servicios públicos de intervención y asistencia en emergencias de protección civil y emergencias ambientales (incendios forestales, fenómenos meteorológicos adversos…), sobre su responsabilidad en calidad de colaboradores en la gestión forestal y medioambiental en repoblaciones, seguimiento de control de plagas y especies exóticas invasoras, seguimiento de fenología de especies protegidas y la red avifauna, sobre cómo difundir y compartir conocimientos e investigaciones recientes o sobre cómo promover y facilitar la coordinación entre los cuerpos de agentes de medio ambiente y otros cuerpos de agentes de la autoridad, órganos administrativos y judiciales, Ministerio Fiscal o entidades implicadas en la protección y conservación del medio ambiente…
La labor casi siempre anónima de estos funcionarios públicos en la custodia de los espacios naturales protegidos, unida a su labor informadora y educativa, ha contribuido en gran medida a que hoy en día Gran Canaria conserve en buen estado estos tesoros naturales. Ha sido fundamental para conservar y recrear la isla que disfrutamos y que nos acoge.
Nuestra sociedad debe valorar y apreciar el trabajo que durante décadas los agentes forestales y medioambientales han realizado en la conservación, recuperación y defensa del territorio, de la masa forestal y del medioambiente en general. Los grancanarios nos identificamos con nuestros bosques, con los pinares, con la laurisilva que nos hace singulares. Los pueblos forjamos nuestra manera de ser por nuestra relación con el medio natural, con las personas y con la cultura que nos conforma. Creo que nuestra característica principal es la de ser isleños y en esta identidad nos define nuestro amor a la naturaleza y al mar. Y en este aprecio por nuestra riqueza natural la literatura canaria ya reflejó nuestra relación intensa con nuestros bosques y lo hizo desde hace siglos expresando su pasión referencial por la selva de Doramas, que considero se mantiene y se extiende al sentimiento por nuestra Cumbre, por nuestras montañas, como sinónimo de reserva forestal, de pulmón verde, de imagen de Gran Canaria.
Esta valoración de nuestra riqueza forestal se ha transmitido, afortunadamente, de generación en generación. Y en esta conservación, el Cabildo de Gran Canaria ha jugado un papel fundamental. Intervino después de la guerra civil en un plan decisivo de reforestación de la isla, para compensar las enormes pérdidas forestales que habíamos sufrido en los dos siglos anteriores y contribuyó a mantener las reservas hídricas con el plan de presas que nos permitió sobrevivir en momentos de sequía grave y que ahora serán la base de la gran revolución energética de Gran Canaria con la central hidroeólica de Chira-Soria.
Luego, el Gobierno de la isla aprovechó la nueva cultura de protección del medio natural que se consolidó con la promulgación en 1987 de la ley autonómica de Declaración de Espacios Naturales de Canarias. A partir de ese momento espacios como la Reserva natural de Inagua, o los parques naturales de Tamadaba o Pilancones, o los parques rurales del Nublo o de Doramas, entre otros, quedaron consolidados como joyas de protección permanente. A estos lugares emblemáticos habría que añadir el resto de espacios que están definidos por las distintas figuras de protección. Esta realidad contribuyó a la declaración de Gran Canaria como Reserva de la Biosfera.
Gran Canaria está en proceso de transformación hacia un modelo ecosostenible que necesita avanzar en la soberanía alimentaria, incrementando su superficie cultivada y fomentando el consumo de productos kilómetro cero. Apoyamos la extensión de la ganadería y del pastoreo por su contribución a la conservación del territorio. Queremos basar la producción de energía en fuentes limpias que reduzcan el efecto del petróleo en el cambio climático. Buscamos otro modelo de movilidad que contamine menos y sea eficiente. La economía circular que pretendemos nos hace más respetuosos con el medioambiente y con el uso racional de los recursos.
En este programa de conservar una isla, que está protegida como espacio natural en más del 47%, tenemos una prioridad que es coherente con estos objetivos: debemos aumentar considerablemente nuestra masa forestal en los próximos diez años. Estamos invirtiendo más de cuatro millones de euros anuales, el equivalente al céntimo verde forestal, para extender la superficie reforestada, evitar la erosión y la desertización, aumentar la atracción de lluvia y zonas húmedas, reducir el dióxido de carbono y prevenir y reducir los riesgos de incendios.
Hoy la isla ha incrementado su población, recibe a más de cuatro millones y medio de turistas, soporta un parque móvil denso y todos estos factores nos recomiendan impulsar una segunda reforestación masiva que reequilibre nuestro medio ambiente. Les comento todo esto para que comprendan la importancia de las funciones, del papel, que los agentes Forestales y Medioambientales tienen para ganar los retos del siglo XXI. Queremos ser dignos herederos de quienes diseñaron una Gran Canaria habitable. Por eso, el lema de este Congreso está pensado para esta historia y ese futuro que deseamos: “guardianes de nuestra herencia natural”. La gran tarea de reverdecer Gran Canaria no puede hacerse sin el esfuerzo, la colaboración, el compromiso de los Agentes Forestales y Medioambientales.
La globalización de los problemas ambientales y la creciente percepción de los efectos del cambio climático, el progresivo agotamiento de los recursos naturales, la desaparición de gran cantidad de especies de la flora y la fauna silvestres y la degradación de espacios naturales de interés, se han convertido en motivo de seria preocupación para la ciudadanía y desde luego para quienes tenemos responsabilidades de gobierno. Esta situación es más delicada y frágil en un territorio insular como el nuestro.
Hoy, después de más de 140 años de historia y experiencia, los agentes medioambientales tienen un protagonismo insustituible en la preservación de entornos naturales y de la biodiversidad. Podemos afirmar que son más necesarios que nunca. Quiero destacar, porque los conozco, su implicación absoluta, tanta que llegan incluso a poner en riesgo su integridad física, a veces con fatales consecuencias. Gordon Miller aseguró que cada año fallecen más de cien agentes en el planeta. En la inauguración de este V Congreso estatal se recordó la figura de Fran Santana Álvarez que falleció en acto de servicio en el Gran Incendio Forestal de la isla de la Palma en el año 2016 y que prestó servicio como agente de medio ambiente en la isla de Gran Canaria desde 1997 hasta 1999.
La crisis y el embate neoliberal a los servicios públicos ha provocado la disminución del número de agentes pero no su dedicación y cualificación como les han reconocido la Fiscalía o el Gobierno central otorgándoles la Medalla al Mérito de Protección Civil, que compartieron con los PRESA grancanarios, complemento extraordinario a su trabajo en unión de los BRAVO, bomberos, Protección Civil, UME, Guardia Civil, Policía Local… Y trabajan día a día en la vigilancia de nuestros espacios naturales, la prevención de incendios, la investigación de vanguardia de las causas que los provocan, la búsqueda de desaparecidos o accidentados, la educación y la concienciación ciudadana… Y se hace necesario que, con más medios humanos y materiales, afronten en el futuro también la vigilancia de los espacios naturales costeros o del patrimonio cultural y arqueológico.
En el mes de enero pasado celebraron sus 25 años de servicio a Gran Canaria como agentes dependientes del Cabildo. En este año de celebraciones y de congreso me apeteció dejar escrito un reconocimiento especial a estos guardianes de nuestra herencia natural que son absolutamente necesarios y que velan por los tesoros de nuestra naturaleza. Gracias por su dedicación.
fuente: http://maspalomasnews.com/guardianes-de-nuestra-herencia-natural/
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