Esta es una entrevista sin ninguna pretensión científica ni de las
otras. Como todas, por cierto, pero quede dicho por si los puristas y
los ultraortodoxos. La entrevistada es una celebridad con 30 años de
televisión a la chepa y una cuenta de Twitter con 230.000 seguidores, a
los que capotea con la soltura de la ambidiestra que ha toreado en
plazas de todo pelaje.
Con muchos menos, otros se autodenominan influencers. Ella se presenta como lo que es: astróloga, hechicera, pitonisa. Bruja, incluso, si detecta la confianza, el respeto y el humor que ella derrocha. Quedamos en Telecinco, donde anda como Vasile por su casa y todo el mundo la saluda como “Espe”. Ahí, en el plató de Sálvame, donde graba su programa nocturno de horóscopo, se viste de lentejuelas —”estamos en Navidades, qué menos”— y funde persona y personaje. ¿Magia?
Esperanza Gracia. Con ese nombre estaba predestinada.
Mi padre estuvo inspirado, sí. Pero lo que no sabes que, antes de ser astróloga, también estaba en las nubes: fui funcionaria de Defensa y azafata. De tierra, porque me casé a los 21, y a las casadas no nos dejaban volar. Se nos olvida cómo estábamos las mujeres.
¿En serio? ¿Cuándo era eso?
Jaja, no te lo digo, que echas cuentas. Por los años 70. Antes, estudiando inglés en Londres, me formé en tarot y astrología. Siempre me fascinaron, pero aquí los libros estaban prohibidos. Además, así, cuando conocías a alguien, les decías cuatro cositas, se quedaban flipados y ligabas.
¿Eso es lo que hace? ¿Seducir a sus espectadores/clientes?
El horóscopo es una mezcla de lo que yo extraigo de los astros, y lo que a ti te llegue dentro. Mi horóscopo llega al corazón. Si te llega, funciona. Si no, no.
¿Y por qué llega el suyo?
Por mi forma de hablar, la paz que transmito, mi capacidad de observación. Todo eso sabiendo que una palabra, una sola, te puede levantar. Si yo te digo que la luna está en tu signo y que vas a arrasar, es una interpretación mía basada en algo que yo considero cierto, vale, pero puedo espolearte, potenciar lo que llevas dentro. Siempre con mucha ética.
También hay quien le acusa de jugar con la soledad ajena.
Pocos, espero. Me parecería tremendo. No quisiera ese karma para mí. No, yo no juego con la gente. Intento poner los recursos para que sean ellos quienes jueguen las cartas de su vida. Les doy muletas para que sigan caminando.
¿Vende clavos ardiendo?
Me están dando escalofríos porque estás dando en el clavo. Tú no sabes lo que la gente sufre. Sufren por no poder desprenderse del apego, porque no aceptan su destino, porque no toman decisiones, porque quieren cambiar las vidas de otros y no la suya, cuando no se puede cambiar casi nada. Cambiamos muy poco.
¿Y cobra caras esas muletas?
No, no soy cara. Puedo ser hasta gratuita. Muchas veces lo soy, de hecho. Ni te imaginas cuántas.
Se ha puesto seria.
A ver, este es un tema duro, porque yo pago mis impuestos. El dinero no lo es todo. Hay veces, y lo sabe la gente que trabaja conmigo, que no se puede cobrar a nadie, porque lo que te están pidiendo es horroroso, o porque no puedes dárselo. Pero claro, ese es tu trabajo también. Escuchar
¿Qué le piden sus clientes?
Pueden tener algún problema y te piden orientación en su caos. Pero sobre todo necesitan que les escuchen. La gente está muy sola. ¿No te das cuenta de que nadie escucha a nadie? Yo les escucho media hora, y miro. Miro cada pestaña tuya porque eso me da la pista de por dónde van cosas de las que tú no eres ni consciente. Y salen historias que no están cicatrizadas o que están mal curadas.
¿Me está psicoanalizando?
No, si veo algo yo derivo a un psicólogo, o a un psiquiatra, o a un especialista cuando me piden remedio para una enfermedad. No soy ni médico ni psicóloga, digamos que soy una mediadora. Una bruja de familia, si quieres, una amiga que te escucha y te dice dónde cree que tendrías que ir.
¿Qué le inquieta, le atormenta y le perturba a Esperanza Gracia?
Perder el sentido del humor. Lo he visto cerca, y es lo peor, porque entonces la vida es negra. Puedes estar en un momento horrible, pero alguien te hace reír, y todo cambia. El humor es la gran muleta. La gran varita mágica.
¿Cómo lleva ser un icono millenial en Twitter?
Ay, mis millenials, si no habían cuando yo empecé, pero son un público maravilloso. La vida aún no les ha maleado, y están en estado puro y salvaje. Me divierto horrores con ellos. Y me han enseñado a reirme de mí misma.
Las encuestas se equivocan. Ahí tiene futuro si le falla la tele.
Fallan porque no me preguntan a mí. En serio, yo no soy vidente, amor, soy astróloga. Interpreto el cosmos como me da la gana, pero como funciona, y hago feliz a la gente, lo voy a seguir interpretando. Siempre van contra los astrologos, pero no hacemos mal a nadie. Solo damos esperanza.
2019 es año electoral. Mójese.
Va a haber mucha gente que no va a votar, pero puede dar un vuelco la situacion, ya te lo digo. Y me mojo: ese vuelco va a ser positivo, al principio va a ser un poco caótico pero terminará siendo positivo. No llegará la sangre al río. Tenemos que habla y decidir lo que queremos entre todos.
Se lo voy a poner más difícil. ¿Voy a ir al gimnasio este año?
Pues mira, querida leo: si te apuntas en primavera, aún veo posibilidad de que aguantes hasta el verano, pero si pretendes empezar en enero, a febrero no llegas.
Agorera.
Me lo dicen los astros. ¿Yo qué culpa tengo?
fuente: https://elpais.com/elpais/2018/12/28/gente/1546003359_734416.html
Con muchos menos, otros se autodenominan influencers. Ella se presenta como lo que es: astróloga, hechicera, pitonisa. Bruja, incluso, si detecta la confianza, el respeto y el humor que ella derrocha. Quedamos en Telecinco, donde anda como Vasile por su casa y todo el mundo la saluda como “Espe”. Ahí, en el plató de Sálvame, donde graba su programa nocturno de horóscopo, se viste de lentejuelas —”estamos en Navidades, qué menos”— y funde persona y personaje. ¿Magia?
Esperanza Gracia. Con ese nombre estaba predestinada.
Mi padre estuvo inspirado, sí. Pero lo que no sabes que, antes de ser astróloga, también estaba en las nubes: fui funcionaria de Defensa y azafata. De tierra, porque me casé a los 21, y a las casadas no nos dejaban volar. Se nos olvida cómo estábamos las mujeres.
¿En serio? ¿Cuándo era eso?
Jaja, no te lo digo, que echas cuentas. Por los años 70. Antes, estudiando inglés en Londres, me formé en tarot y astrología. Siempre me fascinaron, pero aquí los libros estaban prohibidos. Además, así, cuando conocías a alguien, les decías cuatro cositas, se quedaban flipados y ligabas.
¿Eso es lo que hace? ¿Seducir a sus espectadores/clientes?
El horóscopo es una mezcla de lo que yo extraigo de los astros, y lo que a ti te llegue dentro. Mi horóscopo llega al corazón. Si te llega, funciona. Si no, no.
¿Y por qué llega el suyo?
Por mi forma de hablar, la paz que transmito, mi capacidad de observación. Todo eso sabiendo que una palabra, una sola, te puede levantar. Si yo te digo que la luna está en tu signo y que vas a arrasar, es una interpretación mía basada en algo que yo considero cierto, vale, pero puedo espolearte, potenciar lo que llevas dentro. Siempre con mucha ética.
También hay quien le acusa de jugar con la soledad ajena.
Pocos, espero. Me parecería tremendo. No quisiera ese karma para mí. No, yo no juego con la gente. Intento poner los recursos para que sean ellos quienes jueguen las cartas de su vida. Les doy muletas para que sigan caminando.
¿Vende clavos ardiendo?
Me están dando escalofríos porque estás dando en el clavo. Tú no sabes lo que la gente sufre. Sufren por no poder desprenderse del apego, porque no aceptan su destino, porque no toman decisiones, porque quieren cambiar las vidas de otros y no la suya, cuando no se puede cambiar casi nada. Cambiamos muy poco.
¿Y cobra caras esas muletas?
No, no soy cara. Puedo ser hasta gratuita. Muchas veces lo soy, de hecho. Ni te imaginas cuántas.
Se ha puesto seria.
A ver, este es un tema duro, porque yo pago mis impuestos. El dinero no lo es todo. Hay veces, y lo sabe la gente que trabaja conmigo, que no se puede cobrar a nadie, porque lo que te están pidiendo es horroroso, o porque no puedes dárselo. Pero claro, ese es tu trabajo también. Escuchar
¿Qué le piden sus clientes?
Pueden tener algún problema y te piden orientación en su caos. Pero sobre todo necesitan que les escuchen. La gente está muy sola. ¿No te das cuenta de que nadie escucha a nadie? Yo les escucho media hora, y miro. Miro cada pestaña tuya porque eso me da la pista de por dónde van cosas de las que tú no eres ni consciente. Y salen historias que no están cicatrizadas o que están mal curadas.
¿Me está psicoanalizando?
No, si veo algo yo derivo a un psicólogo, o a un psiquiatra, o a un especialista cuando me piden remedio para una enfermedad. No soy ni médico ni psicóloga, digamos que soy una mediadora. Una bruja de familia, si quieres, una amiga que te escucha y te dice dónde cree que tendrías que ir.
¿Qué le inquieta, le atormenta y le perturba a Esperanza Gracia?
Perder el sentido del humor. Lo he visto cerca, y es lo peor, porque entonces la vida es negra. Puedes estar en un momento horrible, pero alguien te hace reír, y todo cambia. El humor es la gran muleta. La gran varita mágica.
¿Cómo lleva ser un icono millenial en Twitter?
Ay, mis millenials, si no habían cuando yo empecé, pero son un público maravilloso. La vida aún no les ha maleado, y están en estado puro y salvaje. Me divierto horrores con ellos. Y me han enseñado a reirme de mí misma.
Las encuestas se equivocan. Ahí tiene futuro si le falla la tele.
Fallan porque no me preguntan a mí. En serio, yo no soy vidente, amor, soy astróloga. Interpreto el cosmos como me da la gana, pero como funciona, y hago feliz a la gente, lo voy a seguir interpretando. Siempre van contra los astrologos, pero no hacemos mal a nadie. Solo damos esperanza.
2019 es año electoral. Mójese.
Va a haber mucha gente que no va a votar, pero puede dar un vuelco la situacion, ya te lo digo. Y me mojo: ese vuelco va a ser positivo, al principio va a ser un poco caótico pero terminará siendo positivo. No llegará la sangre al río. Tenemos que habla y decidir lo que queremos entre todos.
Se lo voy a poner más difícil. ¿Voy a ir al gimnasio este año?
Pues mira, querida leo: si te apuntas en primavera, aún veo posibilidad de que aguantes hasta el verano, pero si pretendes empezar en enero, a febrero no llegas.
Agorera.
Me lo dicen los astros. ¿Yo qué culpa tengo?
fuente: https://elpais.com/elpais/2018/12/28/gente/1546003359_734416.html
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