Por Canarias Agrícola
Dichos recursos han permitido mantener los paisajes tan singulares de bancales o plataneras de la Isla, según el presidente del Cabildo gomero, Casimiro Curbelo.
“Hay presas que son auténticas obras de
arte y que se encuentran en zonas estratégicas de la Isla, lo que deja
ver que hace más de 50 años, cuando se construyeron las mismas,
estudiaron la geografía y el enclave donde hacerlas, intentando dañar lo
menos posible el entorno de la zona”, destaca el mandatario.
La infraestructura de reserva hidráulica
más antigua de La Gomera es la Presa de Los Cocos, situada en el
Barranco del Cabrito, en San Sebastián. La misma es de 1913, fue
construida con mortero de cal y tiene 18 metros de altura de cauce y un
contrafuerte sobre un promontorio rocoso que la hace espectacular,
máxime cuando se encuentra ubicada dentro de un barranco abrupto sin
carreteras, lo que incrementa su valor histórico y cultural.
Embalses con mucha historia
Todas las presas anteriores a 1950
fueron de titularidad privada, por lo que no es de extrañar que se
utilizara la mampostería para ello, puesto que era el material más
utilizado en la construcción en aquel momento. Cabe recordar que la Isla
apenas tenía conexión con el exterior y era casi imposible la obtención
de otros elementos de albañilería. Ejemplo de ellas son las de
Antoncojo (1920); Tapahuga (1933), La Dama (1944), Benchijigua (1947),
Cascajo (1947). Cada embalse fue realizado piedra a piedra que
transportaba cada trabajador por los interminables y sinuosos barrancos,
lo que supuso, desgraciadamente, el fallecimiento de alguno de ellos.
A partir de la segunda mitad del siglo
XX, comienzan a construirse las primeras presas de titularidad pública
para comenzar a recoger el agua de las numerosas precipitaciones que se
registraron. Este hecho tuvo su explicación en el Instituto Nacional de
Colonización (INC), un instrumento de la política agraria del régimen de
Franco mediante el cual se llevó a cabo la realización de grandes obras
hidráulicas hasta que se completó la transformación de las tierras en
regadío. Con ello, se quería evitar volver a incurrir en una reforma
agraria que resultara antieconómica, como hasta 1950 había sucedido.
La primera construcción de estas
infraestructuras públicas se registró en la presa vertedero Llano de la
Villa (1952), siguiéndole las presas de mampostería de Garabato (1953),
Palacios (1954), Izcagüe (1957), La Palmita (1958), La Quintana (1961) y
Liria (1967). Cada infraestructura fue construida con el cuidado que
requería el entorno en el que se encontraba. Además, se dio la
circunstancia de que una presa abastecía a otra. Es el caso de las
presas de Palacios e Izcagüe, situadas en San Sebastián, pues llama la
atención que al llenarse la primera, pasa agua a la segunda para así
llenar la de Chejelipes.
Esta última fue realizada en 1970 y fue
una mezcla entre hormigón y mampostería. Cada vez que llueve en la
capital gomera y corre agua en el barranco, se convierte en un reclamo
de los vecinos el hecho de visitar esta presa. Impresiona ver la presa
rodeada de cañadas de agua que bajan de las montañas así como verla
rebosar y sentir la fuerza con la que brota el agua de la misma para
bajar a gran velocidad por sus paredes y culminar en el barranco.
Se trata de una tradición que es casi
una rutina para todas las familias gomeras. Escenas que se repiten en
otros municipios aunque, debido a la gran cantidad de almacenamiento de
las presas, algunas no logran llenarse todos los años y es difícil ver
estas estampas. La presa de Almalahuigue, en Agulo, fue la última que se
construyó en la Isla (en 1983) y la que más agua puede llegar a
almacenar con 950.000 metros cúbicos. Los vecinos solo recuerdan verla
rebosar en tres ocasiones, siendo una imagen que tienen guardada con
especial cariño en sus retinas.
Públicas y privadas
Anteriormente, hablábamos de titularidad
pública y titularidad privada, y es que la subsistencia de los gomeros
se basó, durante décadas, en la agricultura y la ganadería. Plantaciones
de trigo, tomates o plátanos eran la alfombra de la Isla y, obviamente,
tenían que nutrirse de agua. Había años de sequía y años de abundante
agua, pero no podían esperar a si llovía o no para depender su economía,
por lo que comenzaron la construcción de embalses que garantizaran el
agua todos los meses e, incluso, varios años.
Lo que comenzó como una necesidad, se
convirtió en la mejor forma de abastecer a la población de la Isla de un
recurso tan escaso como es el agua. Para distribuir el agua hasta las
fincas, las instituciones públicas comenzaron a crear una red de riego,
mediante tuberías, con el fin de controlar, administrar y suministrar
el agua que necesitaban para sus cultivos. Por ello, no es de extrañar
encontrar numerosas tuberías a lo largo de toda la geografía insular.
No se entendería el avance
socioeconómico de la Isla sin las infraestructuras hidráulicas con las
que cuenta la misma. Por ello, desde el Cabildo Insular de La Gomera
junto al Consejo Insular de Aguas de La Gomera (CIAG), promueven
numerosas iniciativas para dar a conocer la importancia de las
infraestructuras en la historia de la Isla. Entre ellas, destaca las
realizadas cada año, con motivo del Día Mundial del Agua, el 22 de
marzo, como son las ponencias o exposiciones en torno a las
infraestructuras, o la realización de excursiones al interior de las
presas entre los más pequeños, así como charlas educativas sobre la
necesidad del ahorro en el consumo del agua.
Además, el CIAG, en su página web (www.aguasgomera.es),
tiene un mapa interactivo con el que cada persona que quiera conocer
más sobre las infraestructuras hidráulicas, barrancos, depósitos o
cuencas, solo tiene que hacer clic sobre el mismo y ya aparece toda la
información existente.
fuente: https://canariasagricola.com/noticia/2401/la-gomera-cuenta-con-mas-de-60-presas-de-uso-agricola
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